miércoles, 23 de febrero de 2011

LA ENFERMEDAD Y LA LIBERTAD

Ayer un locutor de radio, aludiendo a unas declaraciones de Tomás Gómez quien,en su deseo de que mejorase la salud de Esperanza Aguirre indicaba que ésta era lo más importante en la vida de una persona, le censuraba precisando que para un liberal,lo más preciado era la libertad. Permítaseme discrepar. Y lo haré de una forma, si bien un tanto ingenua, por directa, creo que clara, por cercana.
La semana pasada tuve la mala fortuna de pillar una intensa gripe. Cada hora que pasaba me veía imposibilitado para realizar la más sencilla de mis ocupaciones. Todo se te hace cuesta arriba. Te ves limitado. Te ves coaccionado. Te ves acorralado en un estado en el que, solo el paso del tiempo, te dejará volver a recuperar, ahora sí, la libertad perdida.
Esto significa que las circunstancias externas que nos permiten disfrutar de la vida, aquellos imponderables que hacen que podamos convivir en sociedad, aquellas oportunidades y opciones que se nos permite elegir en muchas ocasiones no son reales si no se disfruta de un mínimo de salud para ejercitarlas.
Esta es la razón por la que, hasta que no se pierde, no somos consciente de lo importante que es la enfermedad en nuestro cuerpo. Y lo privilegiados que somos cuando vivimos ajenos a ella. Y lo desgraciados que nos sentimos cuando asistimos impotentes a no poder reaccionar a nuestras apetencias.
Evidentemente no son incompatibles sino necesariamente complementarias salud y libertad, pues de nada serviría tener una y prescindir de la otra. Sería un cuerpo partido. No tendría utilidad. Salud en una dictadura o libertad postrado en una cama son partes de una misma cadena. Démosle la importancia real, uniéndolas, pues son sinónimos o quizás partes de la misma metáfora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario