martes, 30 de abril de 2019

LECTURAS


            Esta semana se han fallado los premios literarios de la Diputación de Cáceres. He tenido el honor, y a la vez el privilegio, de formar parte del Jurado de Novela. Aunque puede parecer un tópico alegar el elevado nivel de los participantes, sí que me parece oportuno, resaltar el estímulo que sirven estos certámenes para incentivar la lectura.
           
En paralelo estamos asistiendo a la proliferación y al reconocimiento de los clubes de lectura, tanto con adultos como con niños. Por cierto, excelentes las noticias que recibimos de las iniciativas llevadas a cabo en algunos centros escolares sobre el uso de las nuevas tecnologías, la vigilancia del cumplimiento de las normas ortográficas y el seguimiento de su uso que se hace por celebridades y personas famosas en las redes sociales.
           
Volviendo al tema de los Premios Literarios es muy interesante la labor que hacen los profesores para implicar a los alumnos en el inicio de los procesos creativos. En este sentido me parece plausible que las instituciones, al margen de primar la excelencia con el fallo de obras consagradas, llegadas de todo el mundo, sean capaces de apoyar con apartados específicos la dotación de menciones honoríficas para los adolescentes que comienzan a publicar y que se apasionan, no sólo con leer, sino también con sentirse leídos.
           
Volar con la imaginación, vivir otras vidas, conocer muchas historias, evadirte o al contrario introducirte en realidades desconocidas son algunas de las muchas  oportunidades que te permite el paso de las páginas de un libro.
           
El discurrir por un teclado o la velocidad de un bolígrafo que desplaza y ordena las palabras es una experiencia que te inunda de sensaciones extraordinariamente placenteras.
           
Compartir estas vivencias con gente próxima, desconocida, anónima, diversa y recibir, en muchas ocasiones, respuesta a las reacciones que provocan en ellos tus impulsos, es algo sencillamente indescriptible.
           
En un entorno tremendamente vertiginoso, la pausa serena de una lectura sosegada, la reflexión frente a la abreviatura, la profundidad de los mensajes frente a la simplicidad de los pronunciamientos, es un imperativo al que no deberíamos renunciar. Sigamos, pues, en ello.


























martes, 23 de abril de 2019

LA BANDERA DE LA IGUALDAD


Estamos asistiendo en los últimos meses, a una carrera entre muchos de los partidarios de los diferentes grupos políticos por ver quién es más español. De convertir a los símbolos en el ejemplo exhibicionista de un nacionalismo, en la mayoría de las ocasiones excluyente.
¡Claro que nos sentimos orgullosos del camino que hemos recorrido juntos a lo largo de nuestra Historia!. ¡Claro que deberíamos ser más enfervorecidos defensores de los puentes, en lugar de las trincheras!.
Sin embargo, se utiliza la bandera para manipular las emociones. Cierto es, que estamos muy contentos cada vez que alguien próximo a nosotros consigue un éxito. Que nos entristecen y nos solidarizamos con las desgracias de nuestros compatriotas. Que tratamos de estar cerca, como diría la expresión coloquial, “ en las alegrías y en las penas”.
Pero ello no es óbice para que a la hora de enarbolar banderas, reconozcamos que la auténtica enseña, es la de la igualdad. Se es más español cuando somos capaces de asimilar que todos tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones.
Cuando al margen de pulseritas en la muñeca, paguemos más impuestos los que más podemos contribuir a evitar desequilibrios territoriales. Ya sea en un pequeño pueblo de la provincia de Cáceres o en los alrededores de la periferia metropolitana de Barcelona.
Se trata de salir a la calle gritando “soy español”, cuando seamos capaces de acoger a los inmigrantes que se juegan la vida en el Mediterráneo. Se trata de demostrar que somos españoles cuando condenemos de manera contundente la violencia de género y aportemos todos los medios posibles para combatirla.
Se trata de que no haya un solo español más en una fosa común y que demostremos nuestra españoleidad buscando recursos para sacarlos.
Se trata, en definitiva, de conseguir que los ricos puedan recibir la educación, la sanidad y la atención a la dependencia que quieran, siempre que los pobres puedan acceder a las mismas con la mayor calidad posible gracias a la implicación del Estado en ello.
Esas sí que son mis banderas. Las banderas de la igualdad.


martes, 9 de abril de 2019

EDUCACIÓN Y MEMORIA


El fin de semana pasado se celebraron en Navas del Madroño, organizadas por la Consejería de Educación y Empleo, unas Jornadas que trataban de ver la importancia de la denominada Memoria Histórica en la Educación.
A mi me invitaron para que les hablara de la presencia de estos temas en la nueva Ley de Memoria Histórica y Democrática de Extremadura.
Comenzamos por precisar todo el proceso participativo que nos había llevado a ver plasmada en el DOE una nueva norma, ajena a los partidismos, dado que su punto de partida fue el compromiso en la redacción del borrador de Asociaciones, Universidad de Extremadura y técnicos de la Consejería de Cultura e Igualdad.
Pero lo más importante, a mi juicio, en esta ocasión, era trasladar al profesorado la intención, lejana de estereotipos adoctrinadores, de que la Ley, en su capítulo III y en su artículo 49, lo que pretendía en realidad, era que nuestro alumnado sea capaz de diferenciar una Dictadura de una Democracia, valorar el pluripartidismo, la presencia de la mujer en la vida pública… y, en definitiva, los ideales de libertad y tolerancia. Vamos, algo así como una educación en valores, tan necesitada en épocas en las que la intransigencia o el recorte de Derechos Humanos se nos antoja un peligro inminente.
Para evitar, por  lo tanto, la ignorancia de muchos jóvenes, es preciso no solamente incluir estos temas en el currículum académico, sino dotar a sus profesores de materiales y herramientas didácticas para poderlo llevar a cabo.
Así, contenidos junto a herramientas de evaluación y sistemas que puedan conectar las distintas etapas con la necesaria implicación de la Universidad, nos parecían idóneas para cumplir estos objetivos.
Del mismo modo, tenemos que implementar, como sucede en otros países de Europa, la realización de actividades extraescolares, donde toda la comunidad educativa pueda ver in situ los denominados lugares de la Memoria. Así, podrían juzgar con sus propios ojos parte de nuestra Historia reciente. En Extremadura tenemos un elevado número de ejemplos para poner en práctica esta metodología.
Es cierto que los conceptos de Historia y Memoria pueden entrar en colisión para algunos expertos, pero no lo es menos que en la Educación representa un pilar importante el conocimiento de nuestro pasado: tanto el más lejano como el más próximo.

No dejemos que nos atemorice la culpabilidad del presunto sesgo ideológico del que se pretende acusar, desde la mala fe de aquellos que no confían en la profesionalidad de los profesores. Enseñemos a vivir en Democracia y a valorar lo conseguido.

martes, 2 de abril de 2019

FUTILIDAD


Se termina esta legislatura en la Asamblea y en más de una ocasión se nos ha interpelado sobre la futilidad de nuestro trabajo. Sobre si tenían sentido las propuestas que elevábamos al Gobierno. Sobre si merecían la pena las leyes que debatíamos. Sobre si llevaban a algún puerto las reuniones y actos que celebrábamos con colectivos o con personas con inquietudes de todo tipo.
Y, ahora, en un momento de balances, es determinante dejar bien claro la efectividad de nuestros esfuerzos. El ver cómo, entre todos, hemos contribuido a mejorar la vida de la gente.
El mero hecho de aprobar durante estos 4 años 40 leyes de muy variada condición  con el apoyo de todos los grupos políticos presentes en el hemiciclo, es un buen indicador de que vamos por el camino correcto.
Muchas veces, fundamentalmente cuando trato con escolares, se sorprenden si les decimos que las votaciones, tanto en Pleno como en Comisión, no son blanco o negro. Es decir, que muchas propuestas han salido adelante con el  apoyo de PSOE y Podemos, otras con el de Podemos y PP, otras con el de PSOE y PP, Ciudadanos ha votado también con todos y, más de las veces que algunos creen, han sido aprobadas por unanimidad.
Y, como nos recordaban esta semana en un acto, Ramón Rubial dijo en una ocasión que la política se hace con el BOE. Es decir, las leyes una vez publicadas, cambian la vida de la ciudadanía. Están para cumplirse y sus preceptos modifican muchas pautas de conducta que si ellas no se verían alteradas.
Por otra parte, en la Asamblea hemos tenido la ocasión de acoger numerosas actividades culturales y sociales. Ha sido la casa de los representados. Allí, hemos escuchado música, disfrutado de la pintura y de las artes, aprendido con extraordinarios oradores, ampliado los curriculum con cursos….
Por último, hemos escuchado a los que nos tienen como referentes. En este periodo de tiempo han pasado por nuestros despachos un sinfín de personas con preocupaciones, con ideas, con sugerencias, con quejas, con protestas o con alegrías de ver cómo sus planteamientos tenían resonancia entre aquellos a quienes los votantes habían decidido colocar en un privilegiado y responsable a su vez, puesto de representación.
Por tanto, de fútil nada. Ha sido muy importante, a mi juicio, nuestra labor.