domingo, 28 de marzo de 2021

REMOVER CIELO Y TIERRA

Acabo de leer la tesis doctoral de Zoé de Kerangat, que bajo el título “Remover cielo y tierra” aborda la exhumaciones de víctimas del franquismo en los primeros años de la Transición, incluso en algunos casos antes. Cuando no había leyes que las amparasen y primaba el silencio, por no hablar del miedo a significarse. En ese sentido, fue muy llamativo sobre el resto el caso de la Barranca en la Rioja. Desde el fin de la guerra civil un buen número de mujeres viudas vestidas de negro ( recordemos que incluso no estaba bien visto por el Régimen ir de luto, pues era reconocer que los desaparecidos, los asesinados, existían) pasaban el 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, junto a los cadáveres de sus maridos, tirados en una fosa común. Fue un auténtico desafío a la Dictadura. En silencio. Sentadas, hablaban, comían, pasaban el día permaneciendo junto a ellos. Décadas más tarde ya se empiezan a atrever en otros puntos de la geografía española, incluso a extraer los cuerpos de campos y cunetas y llevarlos al cementerio. Zoé nos da buena cuenta de ello a través de un elevado número de testimonios gráficos que resultan estremecedores. En Extremadura el caso más sobresaliente fue el de Casas de Don Pedro, donde en el paraje de Las Boticarias pudieron, gracias a la férrea voluntad de mujeres animosas como Felisa Casatejada, recuperar el cuerpo de sus seres queridos y darles, según marcan las normas de nuestra cultura occidental, un destino, un entierro, mucho más digno. A partir de ahí nuevas localidades se suman a este tipo de iniciativas, logrando en ocasiones, como relata José María Torreño en el documental Tafos, para el caso de los exhumados en la finca El Almendral de Oliva de Plasencia, congregar a multitudes en los actos de reconocimiento. También hubo lugar para algunas iniciativas polémicas o mediáticas como la que acabó con el alcalde de Torremejía en la cárcel, por medio de una denuncia de la oposición municipal. Se trataba, en definitiva, de un doble castigo: asesinarlos y no enterrarlos de manera individual en un cementerio. Había una imagen muy reveladora: la hierba crecía encima. Era como la siembra de unas almas agitadas que estaban sin descanso y ahora la disidencia bajo el silencio, mostrada tantas veces en estas páginas por figuras como Laura Muñoz o Fernando Barrero Arzac nos las sacan a la luz. Removiendo cielo y tierra.

domingo, 21 de marzo de 2021

VALORES DEMOCRÁTICOS

Anunciábamos la semana pasada que hablar de los valores democráticos merecía mayor espacio que una mera referencia. Quizás por deformación profesional quiero pensar que la solución a su consolidación deba venir desde la educación. En este caso hay que reconocer que la nueva Ley de Educación, la Lomloe tiene que permitir construir, desde las generaciones más jóvenes, una idea de la dignificación de la función pública más acorde a la que desde los radicalismos nos intentan deteriorar. Y es que para hablar de fascismo, un concepto tan maleablemente utilizado, hay que conocer al menos la Historia más reciente. Por ejemplo para asimilar el alcance que pueda tener entre capas vulnerables de la sociedad es preciso detenerse en su nacimiento. En el caso de España, se nutrió más con sentimientos antiseparatistas que anticomunistas. Recuerdo cómo un historiador nos señalaba que el ideólogo fascista Rafael Sánchez Mazas insistía en que antes que quemar la Casa del Pueblo de Eibar, era preferible hacerlo con los retratos de los burgueses de Bilbao. De ahí el peligro, tanto antes como ahora, de que acoja a sectores tradicionalmente de izquierdas e incluso a clases medias progresivamente depauperadas. Especialmente en momentos de crisis. Incluso hubo momentos en sus orígenes, donde determinados sectores socialistas se vieron atraídos por el fascismo. Frontera que se rompió justo en el momento en el que se percataron que su pretensión era pasar la raya de la Democracia. Algo similar a lo que le ocurrió a Fernando de los Ríos en su entrevista con Lenin, cuando éste le irrumpió con la frase “¿Libertad para qué?”. Finalmente aprendamos de la evolución de los acontecimientos. En la primavera de 1936 miles de militantes de la derecha española ( la CEDA de Gil Robles, Renovación Española de Calvo Sotelo…) se pasaron a la Falange de José Antonio Primo de Rivera. Esta formación en aquellos momentos era prácticamente testimonial. Prueba de ello podemos verla en los resultados electorales, de febrero de 1936 donde sólo consiguieron arrancar un puñado de votos en cada circunscripción a la que se presentaron. Sin embargo, se produce una conjunción en la que se une la desmembración de las derechas más clásicas con una radicalización de la sociedad. No le demos tiempo. Asentemos nuestros valores democráticos. Posiblemente podamos hacerlo desde la educación, pero como todos los procesos mentales, serán lentos. Y no deberíamos, en un momento como el que vivimos, llegar tarde.

domingo, 14 de marzo de 2021

RECUPERACIÓN

Con toda la prudencia que aconseja la situación y sobre todo con el aprendizaje inherente de las penalidades que hemos atravesado, se abren en los próximos tiempos algunas ventanas para afrontar el futuro inmediato, con al menos algo de esperanza y confianza en que, como en un espectáculo deportivo, podemos, gracias a nuestro trabajo y esfuerzo, remontar. Tendríamos que apuntar un buen número de factores, pero nos vamos a quedar con los más significativos: la llegada de los fondos europeos y la universalización de las vacunas. Cualquiera que lea estas afirmaciones se percatará de lo ilusos que podemos llegar a ser si nos planteamos que son verdades absolutas. Efectivamente, tanto uno como la otra necesitan hacerse entera realidad y que en caso contrario, prescindamos de egoísmos y saquemos de dentro la auténtica fuerza de un carácter eminentemente solidario y cooperador. Como indicaba Guillermo Fernández Vara, “ ¡hay tantas causas por defender!”. Se habla, por consiguiente, de la buena o mala gestión de los políticos y no se pone el acento en el hecho de que, afortunadamente vivimos en Democracia. Nuestros responsables públicos están ahí porque ganaron unas elecciones y así lo decidió la mayoría de la ciudadanía. Cuando terminen sus mandatos tendrán que rendir cuentas. Por lo tanto, aunque cueste entenderlo, tienen que cumplir, en la medida de lo posible, con las promesas electorales. Y ello incluye, evidentemente ideología dentro de sus programas. Pero es la recuperación de la actividad en calles y en lugares públicos la que nos hace ahora ser más felices. El paso siguiente, si seguimos con escrupuloso cumplimiento las instrucciones emanadas de las autoridades sanitarias, así como las restricciones que nos indiquen, será el vernos en colectividades. Manifestaciones que hoy en día no hemos podido vivir como nos gustaría. Sin embargo, igual que nos hemos adaptado en un sinfín de aspectos de nuestra vida, hay que reconocer que tanto la imaginación como la potencialidad que ofrecen el avance tecnológico, nos ha permitido diversas formas de manifestarnos: desde la vía telemática, hasta las expresiones o llamamientos en los grupos de washaps y en las redes sociales. Ya sea de forma simbólica, ya sea de manera individual, ya sea de tipo grupal. Seguimos, paulatinamente, dando pasos adelante. No lo estropeemos. Quizás, tengamos que poner el acento en la educación en valores democráticos. Este concepto merece la pena una profundización mayor. Nos pondremos a ello.

domingo, 7 de marzo de 2021

INHIBICIÓN

Algunos de lo sucesos que estamos viviendo, más bien padeciendo, últimamente, no deben hacernos caer en la tentación de buscar excusas que suavicen, que comprendan, que amparen o que dulcifiquen sus consecuencias. Por ir comenzando, vamos a referirnos a la denominada violencia descontrolada. Estos actos vandálicos que se están produciendo en algunas ciudades, principalmente catalanas, y que, por cierto, no es la primera vez que ocurren bajo diversa casuística, pueden hacer una apelación al intento de pasar página, inhibirnos. El objetivo buscado podría ser el de calmar las situaciones o, en el caso más oscuro, con la pretensión de encauzar alguna negociación, ya sea política, ya sea más relacionada con la adaptación del Código Penal. Pero lo cierto es que, la violencia, por mucho que tenga razones que la expliquen, ojo, no que la justifiquen, nunca puede ser motivo para que el Estado y los Poderes que le acompañan, abandonen sus tareas y sus responsabilidades. Del mismo modo, conductas reprobables, las haga cualquier ciudadano, tienen que ser reprimidas tanto desde el punto de vista dialéctico, como desde las indicaciones que marquen nuestras leyes, con el objeto de que podamos seguir siendo ejemplares. Es decir, no puede haber distinciones en el cumplimiento de las normas ni por nacimiento, ni por supuesto prestigio social adquirido años atrás. Finalmente, estamos asistiendo a la escenificación de elementos singulares de la escena mediática que, disfrazados con la pátina que les da la fama, procuran enseñarnos el camino de la rebelión frente a gobiernos presuntamente liberticidas. Intentan todos mostrar que las funciones delegadas y que otorgan algún tipo de mandato chocan frontalmente con la independencia completa del individuo. Así pasamos de aquel que nos inquiría con mensajes tales como “ ¿Quién te ha dicho a ti que yo quiero que conduzcas por mi” hasta los que nos asustan con la inserción de chips en nuestros organismos y que doblegarán totalmente la voluntad personal. De ahí a negar las enseñanzas de la Ciencia hay un paso muy estrecho. No podemos dudar ante el propósito de construir una sociedad en la que los valores que primen sean los de las intuiciones, las supersticiones, el abandono de la Razón o la persistencia en la teoría de que todos nos persiguen. De este modo, si hemos decidido sumar fuerzas y crecer gracias a lo que hemos aprendido a lo largo de la Historia, no dejemos que la anécdota, el chascarrillo o en el peor de los casos la fuerza entendida como motivo justificante, sean las que guíen nuestros pasos.