Dentro de unos meses estaremos en la
obligación de recordar y, sobre todo, de recapitular todas y cada una de las
acciones que se han venido desarrollando durante esta crisis en nuestros
pueblos y ciudades. Nos impele a ello lo que deberíamos denominar humanización
de la tragedia.
Serán momentos dónde comprobaremos
la importancia que tiene la confianza.
Valoraremos entonces la diferencia que hay entre el ruido y la calma que es lo
que hace que progresemos y evolucionemos con continuidad.
Y es que la colaboración entre
científicos y políticos, como han precisado los profesores Fernando G.Benavides
y Miguel Porta en un acertado trabajo, nos va a llevar no sólo a definir la
salida y las líneas de actuación con más acierto, sino a la vez a evitar
interferencias interesadas, populistas, extremistas, alarmistas o, en
definitiva, más proclives a poner el acento en otras cuestiones que en la mera
sanitaria y sus consecuencias económicas y sociales.
Algunos se han obsesionado con verter
veneno en las redes ( aunque no venga a cuenta), con discursos siempre
negativos y preparados que se escupen, una y otra vez, sin detenerse un segundo
a leer lo que se replica.
Por eso, quisiera además insistir, al
hilo de lo que escuché hace unos días al expresidente de Uruguay, Pepe Mújica,
que esta crisis nos está trayendo cosas buenas como la generosidad. Y yo le añado, también la comunicación.
Estos factores serán elementos que los
historiadores tendrán en cuenta en un futuro próximo. Cuando se reconstruya el
devenir de estas semanas veremos quiénes han colaborado para hacer la vida más
fácil en estos tremendos momentos.
Rescataremos y pondremos en valor la
disponibilidad de miles de personas que, unos volcados en su trabajo, otros
involucrados en actividades solidarias y la mayoría empeñados en contactar con
sus semejantes ( sean o no familia, sean o no amigos, sean o no compañeros de
trabajo).
No perderemos ni un instante en señalar
el reverso: aquellos que aprovechan las crisis para sacar otro tipo de réditos.
Aquellos que se especializan en odiar. Aquellos que se empeñan en buscar las
diferencias. Aquellos, a la postre, que únicamente ponen el acento en el
complejo de la pérdida del Poder.
Por eso, será tan necesaria, la
recapitulación.