domingo, 26 de abril de 2020

RECAPITULAR


Dentro de unos meses estaremos en la obligación de recordar y, sobre todo, de recapitular todas y cada una de las acciones que se han venido desarrollando durante esta crisis en nuestros pueblos y ciudades. Nos impele a ello lo que deberíamos denominar humanización de la tragedia.
Serán momentos dónde comprobaremos la  importancia que tiene la confianza. Valoraremos entonces la diferencia que hay entre el ruido y la calma que es lo que hace que progresemos y evolucionemos con continuidad.
Y es que la colaboración entre científicos y políticos, como han precisado los profesores Fernando G.Benavides y Miguel Porta en un acertado trabajo, nos va a llevar no sólo a definir la salida y las líneas de actuación con más acierto, sino a la vez a evitar interferencias interesadas, populistas, extremistas, alarmistas o, en definitiva, más proclives a poner el acento en otras cuestiones que en la mera sanitaria y sus consecuencias económicas y sociales.
Algunos se han obsesionado con verter veneno en las redes ( aunque no venga a cuenta), con discursos siempre negativos y preparados que se escupen, una y otra vez, sin detenerse un segundo a leer lo que se replica.
Por eso, quisiera además insistir, al hilo de lo que escuché hace unos días al expresidente de Uruguay, Pepe Mújica, que esta crisis nos está trayendo cosas buenas como la generosidad.  Y yo le añado, también la comunicación.
Estos factores serán elementos que los historiadores tendrán en cuenta en un futuro próximo. Cuando se reconstruya el devenir de estas semanas veremos quiénes han colaborado para hacer la vida más fácil en estos tremendos momentos.
Rescataremos y pondremos en valor la disponibilidad de miles de personas que, unos volcados en su trabajo, otros involucrados en actividades solidarias y la mayoría empeñados en contactar con sus semejantes ( sean o no familia, sean o no amigos, sean o no compañeros de trabajo).
No perderemos ni un instante en señalar el reverso: aquellos que aprovechan las crisis para sacar otro tipo de réditos. Aquellos que se especializan en odiar. Aquellos que se empeñan en buscar las diferencias. Aquellos, a la postre, que únicamente ponen el acento en el complejo de la pérdida del Poder.
Por eso, será tan necesaria, la recapitulación.


lunes, 13 de abril de 2020

ESTRAGADOS


Hartos, cansados, estragados, en definitiva, nos encontramos ante situaciones que provocan o que incitan a polemizar. Los que me conocen saben que, en momentos como los que vivimos,  suelo expresarme así: “ nosotros a lo nuestro”.
¿Qué es lo nuestro ahora?: hacer el trabajo que dentro de nuestras responsabilidades, o de las posibilidades de cada uno, nos exige la coyuntura que nos rodea. Y más si somos cargos públicos.
Lo otro es distraerse: alegrar a los que desean dar “caña” al contrario y cabrear al que no le gusta que combatas sus opiniones. Por muy malvadas que sean muchas pretensiones ( ahora llamadas bulos o fake news), prefiero centrarme en la acción. La disertación ya llegará en el momento y sitio oportuno.
Eso no significa que podamos establecer un argumentario, que aliñado con hechos, haga más creíble lo que ahora se denomina el relato.
Pongamos algunos ejemplos. ¿Se puede asumir que se ha llegado tarde y responder que se desconocía el brutal alcance que iba a tener la pandemia?
En este caso, los hechos nos demuestran que nadie, pudo prever la dimensión de lo que nos esperaban. Los que a posteriori pontifican en las redes, no dejaron en la primera semana de marzo de ir al cine, de salir a pasear o  hacer deporte, de poblar las terrazas de las plazas públicas, de tomarse una cerveza o un refresco en un bar atestado de gente, de ir al fútbol, al baloncesto, al teatro o a un concierto… Incluso a una manifestación (es más, al contrario, se dirigieron a mi algunos responsables de partidos conservadores para comentar su satisfacción y alegría porque hubiese tanta gente en un día tan bonito y soleado…).
No conozco, ni siquiera a alguien de derechas, por cierto, con muchos coincidí en un acto cerrado y masivo el 9 de marzo, que estuviera forzado o que manifestara su contrariedad por estar en ese sitio.  Estaban, estábamos, encantados, sonrientes, dando besos y abrazos.
Hoy no vale criticar que por qué no se prohibieron estas actividades : ¿ por qué fuisteis entonces?, ¿sólo por responsabilidad?. No parecía veros muy incómodos.
Estragados, cansados, de tanta manera de utilizar el lenguaje para demostrar lo que no saben.