lunes, 18 de diciembre de 2017

EDUCACIÓN Y DIVERSIDAD


Cuando unes ambos términos: educación y diversidad, la mente se te va directamente a la palabra “atención”. En efecto, todos somos conscientes de que con la evolución de los tiempos, los ritmos y las necesidades de un alumnado de inquietudes, condiciones económicas, sociales… tan variadas, precisa de una mirada cada vez más concreta.
Eso es lo que ha posibilitado el éxito de medidas y programas como los que la Consejería de Educación y Empleo de la Junta de Extremadura viene desarrollando durante los últimos años. Sería prolijo enumerarlos: REMA, PROYECTA, COMUNICA… con un denominador común: es posible que el avance se produzca con la implicación y el trabajo conjunto de toda la comunidad educativa: padres, profesores, alumnos…
Si se han consolidado estas actuaciones es porque se ha normalizado la percepción de una realidad en nuestras aulas tan rica como diferente. Tenemos nuevos estímulos para nuevos tipos de alumnos. Tenemos viejas recetas para cuestiones siempre presentes y que han funcionado: la proximidad del profesorado, el interés de los progenitores, la adaptación de espacios y horarios, la implementación de actividades más allá de las meramente docentes o exquisitamente académicas…
Esas son las razones del éxito: el hecho de comprender que el aprendizaje a lo largo de la vida no tiene que ser ni necesariamente aburrido, ni extraordinariamente lúdico. Debe aunar ambas partes con un objetivo común: sacar lo mejor de estas generaciones, que hoy en día consideramos las mejor preparadas de nuestra Historia, pero que fundamentalmente se caracterizan por tener a su alrededor las mejores prestaciones materiales y de personal a su disposición y a su alcance que jamás hayamos tenido en nuestra región.
De eso se trata: conectar los medios de los que nos dotamos con el capital humano que se presta a ayudar y a ser ayudados. Entre todos conseguiremos sumar en la dirección de una educación inclusiva. Allí caben todos y no sólo eso, cada uno aporta aquello para lo que se le ha venido preparando. Las ventajas son evidentes: satisfacción y aumento de la demanda.


martes, 12 de diciembre de 2017

ROTONDAS Y PERSONAS


La izquierda y la derecha no pueden ser nunca lo mismo. En muchas ocasiones la ciudadanía nos pide a los políticos que nos entendamos. Que busquemos el bien común. Que nos esforcemos por conjuntarnos en torno a los intereses generales. Que hay cuestiones en las que no caben  los matices. Y tienen razón.
Sin embargo, en políticas del día a día. En el diseño del contexto que rodea la cosa pública, queda claro las enormes diferencias de concepto.
Lo acabamos de vivir en la discusión del debate a la enmienda a la totalidad  sobre los Presupuestos regionales que la derecha extremeña ha presentado el lunes pasado en el Pleno de la Asamblea.
Allí, si quisiéramos entrar en la letra pequeña, encontraríamos dos modelos sustancialmente diversos. El que se preocupa por las rotondas ( el Partido Popular) y el que centra la atención en las condiciones de vida de las personas ( el grupo parlamentario PSOE-SIEX).
No es un tema baladí. Si desmenuzas el contenido de los proyectos, es fácilmente percatable el interés de la izquierda por aumentar los recursos destinados a políticas sociales. Posiblemente, en detrimento o no priorizando la puesta en marcha de otro tipo de necesidades menos perentorias.
Por esa razón, sí que es un timo lo que defiende el expresidente Monago. Habla de una forma insistentemente crítica sobre un modelo que no comparte: el que significa recuperar derechos y procurar que las clases medias y trabajadoras vuelvan a estar en el objetivo de la Hacienda extremeña. Y decimos que es un timo, pues dedica todo su tiempo a intentar desprestigiar la defensa de los más débiles. No es capaz ( pese al teatro que le empuja a escenificar su no propuesta) de defender una alternativa al acuerdo, al consenso, al diálogo entre las fuerzas progresistas de la región. Si ahora somos capaces de entendernos en torno a una manera de concebir el servicio público, deberían dejar hacer, en lugar de entorpecer.
No creo que el ruido sea la mejor manera de volver a la escena.



martes, 5 de diciembre de 2017

EXTEMPORÁNEO


Ahora que se acerca diciembre, es el momento de entrar en el debate de los distintos Presupuestos de las Administraciones Públicas. Nos fijaremos en las grandes cifras. En las subidas y bajadas. Interpretaremos o haremos a los números “cantar” lo que a cada grupo le interese resaltar. Se repetirán lugares comunes como la importancia de las políticas sociales, la educación, la sanidad, la dependencia y el empleo.
Sin embargo, hay asuntos que pueden parecer extemporáneos en este tipo de debates. Inconvenientes. Quiero apuntar aquí uno que me toca muy de cerca: las políticas de Memoria Democrática.
Esta semana tuve la ocasión de reunirme en Sevilla con el Director General de Memoria Democrática de Andalucía. Pude comprobar in situ los avances en este sentido que se han logrado en estos años: ya sea desde el punto de vista normativo, como también en el acompañamiento de unos instrumentos administrativos. Si le sumamos la ayuda de la Universidad, entre todos, están contribuyendo a llevar a cabo un gran número de iniciativas que, sin duda, ayudan a comprender el fenómeno.
En Extremadura, ya desde comienzos del siglo XX tenemos mucho terreno avanzado. Ahora, a la espera de la aprobación de la nueva Ley, vemos como se empiezan a reflejar en los Presupuestos de algunas instituciones, como las Diputaciones, la creación de Comisiones que se van a encargar, de algo tan de sentido común, como velar para que se cumplan las Leyes.
Elaborarán catálogos de vestigios, informarán a las Administraciones sobre simbología, atenderán a consultas de la ciudadanía…
En definitiva, a veces, lo más importante no es la inversión, si no la voluntad de llevar a cabo unas líneas de actuación que sean sensibles con lo aprobado en nuestras Leyes.
Claro que muchos volverán al recurso retórico de la extemporaneidad: como si fuese incompatible mantener la Memoria, preservar la Historia, consolidar los valores de la Democracia y del pluripartidismo con preocuparnos con los asuntos del día a día. A mi juicio, no sólo no son incompatibles, si no que  ha sido necesario el trabajo de muchos españoles décadas atrás para que podamos hoy en día, hablar con libertad.