domingo, 26 de noviembre de 2023

¿FEIJOÓ TIENE RAZÓN?

En efecto, nos surge el interrogante que abre el título de esta columna. Es posible que Feijoó tuviera razón cuando comentaba desde la tribuna del Congreso de los Diputados que no había sido presidente del Gobierno de España porque no había querido. Pero quizás se le “olvidó” terminar la frase. Cierto es, que mucho ha tenido que ver en este deseo incumplido, el hecho de no haber querido impedir, más bien consintió e impulsó, el pacto del PP con VOX en varias Comunidades Autónomas y en el caso que nos afecta a los extremeños, el que ratificó para hacerse con el Gobierno de la Junta de Extremadura. Por consiguiente, habría que tomar en consideración que la realidad demuestra que María Guardiola tiene mucho que ver con la no ocupación de palacio de la Moncloa por el, de momento, líder de la oposición o, si lo miramos de otra manera, es la responsable indirecta de que España tenga durante, al menos, otros cuatro años más un Presidente y un Gobierno socialista. A lo que se añade otra prueba más que consolida esta afirmación cuando constantemente vemos a la Presidenta extremeña sacar su orgullo de la presunta estabilidad y de lo bien que funciona el entendimiento con sus socios de la extrema derecha. Otro motivo que abunda en el distanciamiento de los sectores moderados de la sociedad de las derechas es que, ante lo que denominan el conflicto con Cataluña, no sólo manifiestan su tristeza o su no alegría al ofrecernos futuros beneficios por parte del Gobierno central, sino que insisten en no recibirlos si también benefician a otras Comunidades. Prefieren que no nos quedemos con determinadas ventajas para nuestras necesitadas arcas, antes de que otros saquen partido de la medida. Por todo ello es interesante, ahora que ha echado a andar el nuevo Gobierno nacional, ver cuáles son sus primeras actuaciones. Comprobar si coinciden o no con las inquietudes de la mayoría de las personas. Dejar a un lado la división entre territorios para centrarnos en si la dirección de las propuestas que se acometan afectan a la ciudadanía en su máxima extensión. Valoremos el perfil de las ministras y de los ministros, de los socialistas y de sus socios por lo que nos vayan presentando en los próximos meses. No tiene que haber dudas de la energía y ganas con las que van a acometer el desempeño de sus funciones. Fundamentalmente en una etapa que ahora se inicia, dominada, como se ha insistido hasta la saciedad, por la política. Si en otros momentos y con gobiernos de distintos colores se ha priorizado el carácter técnico de sus cargos públicos, hasta el extremo de que muchos calificaban determinados ejecutivos como una gestoría falta de ideología, creo que ahora va a existir un compromiso de hacer cumplir, en gran medida, aquellas promesas que les han llevado a ostentar la máxima representación de nuestro país.

domingo, 19 de noviembre de 2023

ORIFLAMA

Define el Diccionario de la Real Academia Española “oriflama” como cualquier estandarte, pendón o bandera de colores que se despliega al viento. Algo similar estamos viendo exhibirse con mucha profusión en las calles y plazas españolas. A la pasión de los que, entonando ripios y cánticos ( algunos de dudoso gusto y menor acierto) alzan sus manos con fuerza, apropiándose en un remedo de exclusividad de su contenido, habría que preguntarles si no son conscientes de que hoy viven en una España plural y diversa. No como la España que algunos añoran recordándola con el añejo estribillo de: “una, grande y libre”. Tendrían que hacer examen de conciencia y reconocer, o al menos preguntarse, como es posible que todo el arco parlamentario ( salvo las derechas más extremas del PP y de VOX) se hayan unido para impulsar un nuevo Gobierno que abogue por el progreso. Durante los últimos días las redes sociales y algunos tertulianos y políticos en los medios de comunicación, nos han recordado que las manifestaciones, en sí, son respetables. Miles de personas en buena parte de España lo merecen. Al igual que tendríamos que mostrar la consideración hacia los que hace años se expresaron de la misma forma pero en sentido contrario. Son el sentir de una parte considerable de la población. Son un ejercicio de madurez democrática. Aunque pierden este derecho cuando devienen en violencia, ya sea verbal, ya sea física o material. Pero, en mi opinión, o al menos para mi, me resultan mucho más empáticas las que luchan por causas sociales. Las que piden el alto el fuego ante guerras que hieren tanto, como las de Israel o la de Ucrania ( o al menos hipócritamente no nos resultan tan lejanas). Cojamos como bandera la libertad no sólo de expresar, sino también de tener opiniones diferentes. Cojamos como bandera la igualdad a la hora de poder mantener distintas posiciones. Cojamos como bandera la fraternidad sin poner líneas rojas en los espacios geográficos. Como señalaba Miguel Ángel Morales la semana pasada en la entrega de los Premios Luis Romero Solano: hay que buscar acuerdos en los desacuerdos”. Convivencia, consenso, respeto, tolerancia… no deben ser conceptos usados sólo en los discursos políticos. Hay que ponerlos en práctica. Y en muchas ocasiones, obrar con valentía, asumiendo que las decisiones necesariamente no pueden ser del gusto de todos. Sin embargo, prima el interés general. La Historia, las nuevas generaciones o cuando toque volver a pasar por las urnas, juzgarán si se ha escogido o no el camino correcto. Como esas cartas de la Memoria que escriben los nietos a sus abuelos ( que no conocieron) asesinados por la Dictadura franquista, espero que esas misivas nos lleguen dentro de muchos años valorando nuestras acciones con la honradez del que persigue los mejores designios.

domingo, 12 de noviembre de 2023

DESHIBERNACIÓN

Parece ser que la derecha política y social ha decidido salir de los cuarteles de invierno y tomar la iniciativa en la calle, en determinados medios de comunicación y en las redes sociales con un objeto claro: tergiversar el resultado de las urnas y tratar de hacer ver que con la presión, casi con la coacción o amenaza, se puede conseguir modificar el intento de buscar consensos, acuerdos o intentos de hacer realidad un nuevo modelo de gobernabilidad del Estado. Es cierto que la movilización de la gente siempre ha sido necesaria ( y conveniente) para tratar de cambiar opiniones y, en su caso, decisiones. Nada de mis palabras saldrá en sentido contrario. Quizás, sí que debemos objetar cuando se pasan líneas rojas y se transciende la protesta pacífica de actitudes más propias de energúmenos. Esa es la sensación que le queda a uno después de escuchar determinadas expresiones que se hacen en este tipo de manifestaciones, que amenazan ser “permanentes”. Y no vale decir que ha habido otros momentos en los que los seguidores de sus antagonistas políticos han actuado de forma similar. Me parece igualmente condenable. Este tipo de presiones, en las que se incluye el deseo de judicializar el proceso con la pretensión de paralizarlo, no es otra cosa que una llamada a la convulsión. Se ha dicho en innumerables ocasiones que había que respetar los “ 100 días de tregua”. Pues bien, en este caso se ataca ferozmente a un gobierno non nato. Es decir, ni siquiera se ha dejado que eche a andar la nueva legislatura. No conocemos ni la composición del Gobierno, ni sus primeras decisiones reales. Por no conocer ni tan siquiera ha habido ( a día de hoy) debate real en el Parlamento sobre proyectos de ley que aborden los temas que más polémica están causando. Por consiguiente, está sucediendo lo que en otras ocasiones. La derecha critica y espolea propuestas que ni siquiera ha leído. Necesitamos, desde mi punto de vista, observar el recorrido de las posibles acciones. Ver los hechos. Comprobar el desarrollo de las iniciativas. Es que no se ha permitido ni tan solamente la presunción de lo que vaya a ocurrir. Se he preferido presumir de cataclismo, sin detenerse a esperar que lo más probable a lo que nos enfrentemos sea a un futuro Gobierno repleto de avances sociales, de evolución positiva en las conquistas alcanzadas en los últimos años, de un programa de actuaciones cuya guía tiene que entrar, necesariamente, dentro de lo que permita la Constitución. El resto, entra en el terreno de los sentimientos. Eso sí, muy respetables. Los nacionalismos, la patria… son conceptos que si se llevan a la máxima expresión pueden desviarse de la vida real de la gente. Es más, un socialista, una persona de izquierdas, por definición histórica no es nacionalista ( ni catalán, ni vasco, ni tampoco español), sino internacionalista. Al igual que en los temas fiscales, no pagan los territorios, sino las personas, en este asunto, tanto para un privilegiado como para una persona en situación de precariedad, no deberíamos poner el foco en su lugar de nacimiento o en su identidad nacional, sino en su realidad particular. A eso, siempre le hemos llamado solidaridad.

domingo, 5 de noviembre de 2023

RECIDIVA

Cuando tras pasar una convalecencia se vuelve a repetir la enfermedad, estamos ante lo que conceptualmente viene a significar la palabra recidiva. Eso, a mi modo de ver las cosas, es lo que le está sucediendo, en determinados temas al Partido Popular en su relación con VOX en Extremadura. Además de la confusión que puede suponer el no tener claro qué es lo que pretenden hacer, quitar, sustituir, modificar, adaptar, cambiar. Lo hemos vivido ( una vez más) en uno de los últimos Plenos de la Asamblea. Muy próximos al Día de conmemoración de las víctimas del golpe militar, la Guerra y la Dictadura desde algunos sectores de la derecha se deja caer que los fondos de Memoria Histórica que el Gobierno de España va a invertir en Extremadura, se van a emplear a otros fines contrarios al objetivo para el que se han diseñado. Incluso se insinúa que podrían ser utilizados para eliminar la Ley autonómica. ¡Qué casualidad! Para ello hablan de concordia. Y ahí estamos de acuerdo. Igual que en el tema de la atención a las víctimas, que es donde demuestran plenamente la ignorancia sobre el contenido de la Ley. Cada vez estoy más convencido que algunos personajes de extrema derecha ( por lo que se deduce de sus declaraciones) no se han leído la Ley. Ni siquiera el articulado inicial ( el preámbulo, las disposiciones generales o simplemente el Título I dedicado a la definición de víctimas: todas). Siempre lo he comentado: estaría dispuesto a impulsar la utilización de fondos públicos para recuperar los restos de los desaparecidos. Al margen de ideologías. Es un reconocimiento que les debemos a sus familias, al igual que corregir o minorar la ilegalidad de muchas actuaciones. La consejera de Cultura debe tener claro que en la actual Ley, nadie que defienda los valores democráticos queda fuera. Esa es la concordia. No es ningún arma arrojadiza el hecho de buscar los restos de aquellos que todavía siguen en cunetas o en el fondo de una mina. Tampoco es el hecho de realizar actos de reconocimiento a todos los que sufrieron durante la Dictadura. Ya se ha indicado el 31 de octubre, Día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar,la guerra y la Dictadura: la Memoria Democrática consiste también en trabajar por recordar a quienes lo entregaron todo para construir la España que somos hoy, una democracia plena y en paz. Una España avanzada y moderna que ha sido posible gracias al esfuerzo de los que nos precedieron y que hicieron posible la aprobación de una Constitución sobre la que la sociedad Española ha construido un sistema de derechos y libertades. Que quede claro, si hubiese una Ley que ensalzara o endulzara al franquismo me tendrán enfrente.