martes, 29 de noviembre de 2016

JUAN IGLESIAS MARCELO


Ayer presentamos la biografía que el periodista Florentino Velaz ha realizado sobre Juan Iglesias Marcelo. Resulta imposible, por motivos de espacio, reseñar las líneas principales del contenido que trata el libro, si bien ya lo haremos en una publicación especializada.
Reservemos pues, este momento, para trazar algunas de las sensaciones que he recibido. Conozco a Juan desde hace muchos años. Aparte de ser un personaje tremendamente encantador, en el amplio sentido que tiene esta palabra, reúne un dilatado elenco de historias dentro de su propia historia.
Pasando por una infancia, influenciada por su abuela Regina, quien le transmitió hondamente los valores de la izquierda democrática, llegaremos al joven  que supo superar las dificultades de la vida familiar para crecer en su educación y construir una sólida formación.
Profesor de filosofía, inspector  de educación, poeta y amante de la cultura, enlazó con una apasionada transición que le supo poner, dentro del ala más reformista del PSOE, en el centro de la acción política de la provincia de Cáceres.
Su primera experiencia en la vida municipal como concejal le daría paso en las siguientes elecciones a ser el primer alcalde socialista tras la vuelta de la democracia. No enumeraremos aquí el ingente caudal de su legado. Bastaría sólo con citar como, bajo su mandato, Cáceres fue nombrada Patrimonio de la Humanidad, o, a diferencia de lo que sucede hoy en día, supo repartir responsabilidades con los compañeros de la oposición, o temas más singulares, como la regulación de la venta callejera de leche, el mercadillo de Camino Llano, la iluminación de la parte antigua…
Compaginó su trabajo con su actuación en el Senado, donde tuvo una intensa actividad en la Comisión de Educación. Muy anecdótica fue su intervención en el debate sobre la desaparición de la letra “ñ” de los teclados de algunos ordenadores.

Culmina su vida pública de una manera extraordinariamente brillante:  presidiendo el Consejo Escolar de Extremadura ( sin obviar su nombramiento en el año 2014 como Hijo Predilecto de Cáceres). He podido tener el lujo de vivir en primera fila, el respeto que a Juan le  han tenido en toda España y desde cualquier parte del espectro político. Era impactante comprobar cómo cuando hablaba se imponía el silencio que precedía, siempre, al encendido aplauso. Como ayer.

martes, 22 de noviembre de 2016

JUBILACIÓN DOCENTE


Hace unos días llegó a mis oídos la noticia de que una conocida, tras varias décadas de servicio público como maestra, se jubilaba. Por cierto, si por un lado se entiende este concepto como merecido, por otra parte, muchos no alcanzan a comprender qué sentido tiene de júbilo, sobre todo, como en la mayoría  de los casos que nos ocupan, son personas que dejan atrás un bagaje, una experiencia profesional, una nostalgia… en definitiva, cuasi una pena por finalizar esta etapa de sus vidas.
Por esa razón, seguro que la veremos, tras unos días de contraste, en los que se rompe su rutina, continuamente por el Colegio. Seguro que haciendo gala de su solidaridad, de su afán voluntarista, de sus ganas de colaborar, estará presente en multitud de actividades e iniciativas que se plantean por parte de la Comunidad escolar: fiestas del Centro, Semana Cultural, días especiales…
Toda una vida dedicada a la enseñanza. No sólo con las numerosas generaciones de alumnos que han pasado por sus aulas, y en los que sin duda ha dejado huella, sino también formando y liderando equipos. Activa desde la Dirección que le permitía abrir las posibilidades docentes hacia la sociedad: implicando a la Administración, a la AMPA, a las Asociaciones del barrio…
Pero quizás de lo que más orgullosos se sienten los que la conocen es del trato humano. Ese saber desenvolverse en los conflictos y en las alegrías. Esa forma de conocer la tecla que hay que tocar, tratando de herir al mínimo las sensibilidades de un colectivo que pasa muchas horas juntos y donde es sencillo que estallen, de manera habitual las diferencias.
Sólo queda agradecer tu trabajo. Tu legado son los cientos de adultos que un día fueron niños y que bajo tu amparo y tu cobijo han ido madurando y atravesando la línea de la vida. Muchas veces te cruzarás con ellos por las calles. Siempre habrá un hueco para la palabra amable. Ahora, tras un paréntesis de cambio, toca acometer nuevos retos. En tu mochila quedará grabado siempre el testimonio de tantas personas que tienen motivos suficientes para, cuando se acuerden de ti, esbozar una sonrisa.




martes, 15 de noviembre de 2016

PIÉLAGO


El piélago es una zona oscura del océano donde la luz del sol no llega. Se trata de ese espacio en el que los organismos que lo habitan no pueden observar nada. Sirva esta metáfora para hablar un poco de la situación política actual.
Durante los últimos meses, en aras de la transparencia, hemos asistido a numerosos pronunciamientos en los que se alegaba que todo valía en política. Se podía vociferar. Acusar sin pruebas. Exigir responsabilidades de arriba a abajo, o de abajo a arriba sin, presuntamente, orden ni concierto. Escaseaba la tranquilidad. Se impulsaban las prisas.
En efecto, todo ha ido muy rápido. Con poca reflexión. Con pocos espacios donde compartir, desde la profundidad de los planteamientos, la discusión en la diversidad. O están conmigo o estás contra mi, sustentaba el vulgo.
Pero  lo más lamentable es que no se han seguido las mínimas reglas de juego de la democracia: la aceptación de los resultados. La suma en torno a la mayoría manteniendo mi carácter de crítico. Se ha preferido actuar desde la confrontación: “ ya nos veremos” parecen decir. Mal asunto.
Por eso es fundamental que paremos. Que demos tiempo a la serenidad. Que cada uno trabaje en lo que mejor se le de. Que, en definitiva, demos muestras de que somos capaces de construir grandes cosas, pues formamos parte de grandes equipos humanos.
Proyectos sólidos atraen extraordinarios líderes. Reconstruyamos nuestros mensajes. Está claro que hemos fallado. Ya nos hemos percatado suficientemente. Tengamos, ahora, la habilidad, de buscar las fórmulas para, desde la fortaleza que da una base consistente, rodearnos de referentes que nos acompañen.
Quiero suponer que no se va a hacer larga esta travesía. Quiero pensar que cuando antes dejemos de cavar la zanja, antes volverá el resurgir de la izquierda con vocación de gobierno. Es decir, del PSOE. Cabalguemos. En eso estamos.




martes, 8 de noviembre de 2016

ENJUAGAR EL DOLOR


Han sido unos días tristes para todos los votantes y militantes socialistas. Se han derramado lágrimas de impotencia ante la constatación de que la derecha vuelve a gobernar España. Sin embargo, una vez pasado el amargo cáliz, sin ni siquiera ser  investido el nuevo Presidente, ya se auguran nuevos y mejores tiempos.
Queda claro, por lo visto en el Parlamento, que no va a ser una legislatura fácil. La marca de Rajoy no podrá hacer lo que se le antoje. La huella de sus desmanes no será aplaudida y amparada por la mayoría.
Y eso, sin lugar a dudas,  es un buen escenario para la izquierda. La razón principal es que la ciudadanía va a tener la ocasión de comparar la gestión del día a día, tanto en Comunidades donde los socialistas gobernamos, por ejemplo, Extremadura, como en el recién inaugurado periodo de sesiones en el Congreso de los Diputados.
Ahora, con el apoyo que da la normalidad en las relaciones institucionales, Extremadura, de la mano de Guillermo Fernández Vara, podrá seguir profundizando en las numerosas medidas que lleva emprendidas. Muchas de ellas corrían el riesgo de quedar paralizadas por el bloqueo nacional al que estábamos sometidos durante casi el último año.
Presupuestos, actuaciones aprobadas en el último Debate del Estado de la Región, compromisos de las Consejerías, promesas del programa electoral, necesidades sobrevenidas, respuestas a las iniciativas parlamentarias… son algunas de las muestras que van a marcar la acción del gobierno socialista en Extremadura durante las próximas semanas.
No lo olvidemos, somos el PSOE, Partido centenario que ha pasado por múltiples vicisitudes. Contamos con un enorme capital humano de grandísima calidad. Tenemos a nuestra gente. A veces damos disgustos. Pero como los buenos padres, sabemos que más adelante, nuestros ciudadanos nos lo van a agradecer. Enjuaguemos, cuanto antes, el dolor.







martes, 1 de noviembre de 2016

PUDIMOS


Previsiblemente en unos días se habrá conformado un nuevo Gobierno en España. Cada uno tendrá su propia opinión sobre el proceso que ha llevado hasta culminarlo. Tras insultos, enfrentamientos, multitud de pareceres, pensamientos simples y también profundos, e incluso tensos e intensos debates, llega el momento de demostrar si de verdad queremos ser útiles a la gente.
El PSOE ha elegido estar en la oposición. Eso significa que tenemos un enorme trabajo por delante. Pero no nosotros solos. Debemos estar acompañados del resto de las fuerzas políticas del espectro parlamentario. Especialmente, por proximidad, de las izquierdas.
Ya se ha analizado que hubo antes ocasiones para poder actuar unidas. No es el momento de recordar los motivos que lo imposibilitaron. Pero sí es preciso insistir en que, a modo de ejemplo, juntos podemos hacer rectificar buena parte del dolor que la derecha, que el Partido Popular, ha ocasionado a nuestros compatriotas.
Mientras las organizaciones de la izquierda sangran por la división, la derecha inane sigue frotándose las manos. Cierto es, que nos vanagloriamos de tener pluralidad, de huir de la monotonía, de ser escrupulosos o puristas en la permisividad de la diversidad. Sin embargo, eso no tiene por qué desviarnos del auténtico objetivo: lograr mayorías para conseguir lo que se han venido en denominar, gobiernos de cambio.
La derogación o paralización de la LOMCE, la reforma laboral, las inversiones en infraestructuras básicas, el mantenimiento del estado del bienestar con la educación, sanidad y dependencia como referentes, deben ser nuestras banderas.
Si avanzado el siglo XXI la lucha está en las redes sociales, no lo es menos que la calle sigue siendo determinante para mostrar la presión social ante todas las injusticias.
Allí queremos encontrarnos. No me gustaría que dentro de unos meses resuene en nuestros oídos el clamor de las voces que en lugar de conjugar los verbos en presente, aludan a un pretérito: Pudimos.