miércoles, 26 de junio de 2019

COMIENZOS


El pasado martes comenzó un nuevo curso político. En esta ocasión, utilizando el símil escolar, se trataba de una nueva etapa. Un ciclo de 4 años, donde sus señorías, al igual que cuando se dan los primeros pasos en el colegio, conocen a sus compañeros, se habitúan con el nuevo escenario de trabajo, intercambian experiencias a modo de comentarios y, sobre todo, toman conciencia de la magnitud de la tarea que les va a esperar de manera inmediata.
Allí nos reunimos, entre otros,  profesores, médicos, historiadores, filósofos, abogados, enfermeros, funcionarios y emprendedores, jóvenes que dan sus primeros pasos en política junto a veteranos que han consolidado un manual de buenas, y en ocasiones, mejorables, prácticas.
Todos tenemos en mente mejorar las condiciones de vida de los extremeños. Escuchar sus problemas. Proponer soluciones. Todos ponemos referentes en las grandes preocupaciones del momento: el desempleo, la despoblación, la búsqueda de inversiones para nuestra tierra…
Pero también todos asumimos que tenemos detrás a unas organizaciones imbuidas de una ideología que es la que nos ha motivado a participar en el servicio público. A ellas y a los votantes les debemos el ejercicio de nuestras funciones.
La gente nos tiene que encontrar al lado de los más débiles, de aquellos que van a utilizar nuestra voz para poder sacar adelante sus reivindicaciones. Tras la configuración de la Mesa y la formación de la dirección de los grupos parlamentarios y a la espera del debate de investidura y constitución del Gobierno, hay una mano tendida a la búsqueda de grandes acuerdos.
El PSOE tiene mayoría absoluta en la Cámara, pero a la vez tiene una representación muy representativa de lo que es y de lo que piensa el pueblo extremeño. Estamos habituados a dialogar. Estamos dispuestos a trabajar por el bien común. Tenemos un programa y un proyecto a desarrollar: se llama Extremadura y de la moderación de los discursos, de la huida de los esperpentos altisonantes, aprenderemos la lección que los que nos precedieron nos enseñaron y que tendremos que dejar a los que vengan después de nosotros.
Así pues, cada mañana un objetivo y cada tarde un balance.



miércoles, 19 de junio de 2019

AUDIENCIAS


En un contexto social en el que, como hemos reiterado en multitud de ocasiones, es menos interesante la profundización en los mensajes, que el efecto sorpresa del titular, estamos dirigidos mentalmente por el volumen de las audiencias.
En efecto es mucho más influyente la medición, supuestamente veraz, del resultado de la efectividad de un discurso, que del propio contenido.
Lo hemos comprobado en las últimas campañas electorales. Bueno, en realidad, lo veníamos comprobando desde años atrás. Apenas nadie lee los Programas que presentan los distintos partidos. En realidad, apenas se redactan programas, en el sentido estricto.
Ahora, convienen más los decálogos de medidas resumidas. Los dípticos repletos de imágenes. Y sobre todo, las campañas remitidas desde las redes sociales que multiplican el añejo “ boca a boca”. Incluyendo las denominadas, de toda la vida, mentiras.
Puede parecer una frivolidad pero, lo cierto es, que solo las élites, fundamentalmente intelectuales, son  aquellas que verdaderamente se preocupan por lo que pudieran decir las letras pequeñas del catálogo de ofertas que nos presentan. Si bien es verdad, que, en ocasiones, aunque sólo sea de un modo efectista, algunos se preocupan de elaborar un denso producto difícil de digerir para una mayoría acostumbrada a que todo vaya demasiado rápido.
Hay que reconocer que, sobre todo desde la izquierda, se siguen los modelos participativos. Se escucha a numerosos colectivos. Se recogen propuestas. Se suman a iniciativas que finalmente identifican a la sociedad que se ve reflejada en los documentos.
Sin embargo, la rentabilidad se mide en concepto de masas. El número es más determinante que el principio. El no detenerse mucho tiempo en lo mismo resulta más operativo que el debate sin límites.
De esta manera, al final se trata de definir quién es capaz de conseguir ser atractivo para la audiencia. Y ésta, a su vez, no se tiene por qué ver reflejada en la razón, si no en el volumen.
Así, las voces. Así, el ruido.






martes, 11 de junio de 2019

CAMBIOS


En cualquier momento de nuestra vida hemos escuchado la expresión “ hacer cambios”. Desde el lema político “por el cambio” hasta las motivaciones profesionales, personales, económicas, culturales o sociales.
Siempre he sido partidario de luchar por el cambio a mejor. Sin embargo, no es menos cierto, que para hacer efectivas las modificaciones hay que tener fuerzas.
No es válido sólo el deseo. Tienes que sentirte arropado, legitimado por un caudal de energía que te lleve con mucha más facilidad hacia el objetivo marcado.
No seríamos nada si nuestras vidas fueran una sucesión de rutinas. En el deporte se suele hablar de salir de la zona de confort para progresar. En el terreno académico, de la cultura del esfuerzo para superar las expectativas.
En política, no se trata de transgredir, sino de avanzar. Cierto es, que lo que funciona mejor no tocarlo, pero también lo es, que lo que funciona no puede quedar inamovible. También precisa estímulos.
De esta manera lo fácil sería quedarse quieto. No complicarse la vida. Mantener los convencionalismos.
Pero lo apasionante, lo que motiva, lo que hace que la sangre fluya con fuerza es buscar metas nuevas, incluso transitando caminos inexplorados hasta el momento.
Con la preparación y el equipo adecuado no debe fallar nada. Tenemos la confianza de todos los que nos han rodeado y apoyado.
Ahora que hemos rellenado el depósito de las energías, que hemos consultado a los que tienen que suministrarnos sus consejos y a la vez formar parte de nuestros proyectos, es el momento de volver a echar a andar.
Como si fuera la primera vez. Ahora bien, con la experiencia que da el haber sido referentes en más de una ocasión.
Fieles a nuestros principios. Acompañados de nuestra Historia. Orgullosos de nuestras esencias.
Tenemos fuerzas. Tenemos ganas. Cambiemos para mejorar.