viernes, 8 de junio de 2012

PORQUE LOS TIEMPOS ESTÁN CAMBIANDO

Cualquier analista político, tertuliano, apasionado por la cosa pública... que quiera opinar sobre la situación actual ha de concluir que no se pueden utilizar los parámetros a los que se recurría habitualmente. Ahora los tiempos en política transcurren con otros segmentos diferentes a los que guiaban referencias clásicas. Ya no podemos pensar, a modo de ejemplo, en elecciones cada 4 años pues no sabemos casi ni que va a suceder mañana. Ni las consecuencias que determinadas decisiones pueden acarrear a la gestión de los representantes electos. En la vida de Partidos y Asociaciones pasa lo mismo, si bien transcurren los cambios mucho más lentamente. Seguimos con los mismos vicios de expresar a través de discursos las intenciones que quedan ralentizadas a la hora de ponerlas en práctica. En eso sí que nos lleva la delantera la denominada sociedad civil y ante ello poco se hace en la mayoría de los casos para aminorar el denostado prestigio y dignidad del concepto de servicio público. La ilusión por poner en marcha los proyectos se debe conjugar con la disponibilidad permanente de que, bien hoy puede ser un gran día, bien puede ser el último de las oportunidades perdidas. Porque, si parafraseando a Enrique Bumbury, las cosas están cambiando. Porque de todo ha pasado ya demasiado tiempo, tendremos que asumir, sin nostalgia, que el devenir anuncia nuevas formas de relación entre dirigentes y dirigidos. Nuevas formas de participación e implicación. Mayor transparencia en la puesta en común de tomas de postura anunciadas como colectivas ( ya es difícil ocultar procesos). Coherencia que evite tambaleos o cambios de rumbo continuo. En definitiva nos encontramos ante un paradigma en el que la suma, como siempre, es más importante que la bunkerización. En el que las sombras o los celos no van a propiciar el crecimiento. En el que la consolidación de liderazgos tiene que ir acompañada de una compartimentación real. El debate sobre los cambios siempre será positivo, como lo es el conflicto: cuando provoque intercambio elegante y educado de pareceres. Cuando prime la opinión sobre la imposición. Cuando la crítica no se entienda en exclusiva como oposición.