domingo, 30 de abril de 2023

MIRÍFICA

Ya tenemos en las librerías un nuevo número de la Revista Alcántara que edita regularmente la Diputación de Cáceres. Hicimos su presentación, en un lugar tan idóneo para estos eventos como fue la Feria del Libro de la capital de la provincia. He de agradecer, en primer lugar, el empeño de los trabajadores y de los autores para contribuir a que este reto salga una vez más con un admirable, mirífico, diría yo, éxito. Y es que uniendo calidad y diversidad conseguimos completar un buen número de páginas, al margen de tener que dejar, por falta de espacio, algunos artículos para números posteriores. Es muy interesante comprobar el interés que despierta, por un lado, entre eruditos locales, acostumbrados a que se les publiquen sus trabajos, junto a creadores en ciernes que ven en estas páginas una extraordinaria oportunidad para darnos a conocer la brillantez de sus aportaciones. Pero la imagen que más perdura en el tiempo es la de los momentos en las que escuchas el diálogo entre autores y lectores. Un público apasionado por descubrir el motivo, la inquietud, los entresijos de lo puesto negro sobre blanco. Es una buena oportunidad para escuchar. Para aprender. Para comprobar que el mundo de la cultura se nutre de la comunión de ambas partes y sobre todo para perseverar en el intento de que la inspiración por un lado, o la investigación por otro, pueden dar el resultado de pasar unas agradables horas viajando por el mundo, por el espacio y también, por qué no, por la imaginación. Con el reto de involucrar a otros sectores intelectuales de nuestra Comunidad, como puede ser la Universidad de Extremadura, seguiremos disfrutando del acercamiento a nuestra historia más local, del ensayo y con él de la reflexión un poco más profunda. Del mismo modo, la creación literaria, con poesías y relatos breves dan cabida al sueño de otros mundos, de otros momentos o del ensimismamiento en aspectos de nuestra sentida realidad. No dejamos de lado el repaso a novedades bibliográficas, tanto autonómicas como nacionales que a modo de reseña procuramos difundir. En definitiva, maravilloso, mirífico, como decíamos al comienzo, el instante en el que tras mucho tiempo de paciente espera los autores salen al encuentro de los lectores ( o viceversa).

domingo, 23 de abril de 2023

ASPERJAR

Tuve la suerte de coincidir con Matilde Muro en unas Jornadas donde ambos impartíamos una conferencia. En ellas, la escuché reflexionar sobre la importancia de la fotografía como elemento testimonial de un hecho. En la imagen queda reflejado, no sólo un momento, un acontecimiento, sino también se da fe de una realidad. Hablábamos acerca de la organización primigenia del movimiento obrero extremeño y surgió el debate relacionándolo con la supuesta mala situación que ha dejado la Historia a Extremadura. Matilde nos recordaba, que esos campesinos retratados, unos haciendo sus labores, otros padeciendo multitud de miserias, muchos en actitud levantisca, no eran diferentes de los que ella había visto en otros lugares de España. Son la captura de un contexto que ayuda a los historiadores a corroborar las tesis que se apuntan en la documentación consultada. Por eso he querido titular hoy la columna con la palabra asperjar. Significa según el Diccionario de la Real Academia Española, rociar, esparcir con gotas menudas. De eso trata nuestra evolución. Ir acumulando pequeñas experiencias que en el balance que da el paso del tiempo supongan grandes transformaciones. Cierto es, que aquí no ha habido revoluciones industriales ( algunos ahora las echan de menos) pero no lo es menos que siempre hemos pretendido no desvincularnos de lo que sucedía alrededor nuestro. Eso sí, en muchas ocasiones con un gran retraso en su puesta en marcha. Hemos conseguido además ser pioneros en algunos avances ( recuerdo a modo de ejemplo la puesta en marcha de la primera línea telefónica en España desde un domicilio de Fregenal de la Sierra). También hemos sido capaces de movilizar a la ciudadanía cuando se trataba de reivindicar algo que considerábamos de justicia. En este momento queremos liderar un cambio de modelo económico que puede suponer una modificación evidente de las relaciones sociales y fundamentalmente de nuestros hábitos y costumbres. De esta manera, el siglo XXI que avanza con paso decidido, traerá a Extremadura una nueva fotografía que, como esas gotas menudas de las que hablábamos anteriormente, nos hará, con toda seguridad, mejores en todos los sentidos.

domingo, 16 de abril de 2023

GENTE MOLESTA

Señalaba el catedrático Ángel Viñas que los historiadores, con la manía de actuar como forenses del pasado, somos, por definición, gente molesta. Y es que esa obsesión, de algunos, por la perenne preocupación, ( necesaria por otra parte) acerca del futuro de nuestra tierra, hace que insistan en un presentismo obnubilado que desconoce, o al menos quiere ignorar, la importancia que en el recorrido de la vida tiene el bagaje acumulado por las experiencias que el tiempo nos ha ido proporcionando. Ya sean positivas, ya sean negativas. No vamos a insistir en lugares comunes o convencionalismos sociales como el adagio de que la Historia es la maestra de la vida que diría Cicerón, o la necesidad de conocer la Historia para no repetir los mismos errores o dicho de manera más simple “ no tropezar con la misma piedra”. Sin embargo, sí nos detendremos en analizar que el conocimiento tendría que ser una catapulta para engrasar los nuevos proyectos. No podemos partir de cero como si todo comenzara con nosotros. No se puede hacer tabla rasa de lo que nos antecede. No se trata de reconocer sino de conocer, de aprender y de colaborar. Es preciso, por consiguiente, recordar, como ya hemos precisado en muchas de nuestras columnas. Rescatar del olvido. Continuar con la compañía, ya sea física, ya sea intelectual, de aquello que nos ha hecho lo que somos. Volviendo a los adagios y como cantaba Axel, “somos lo que fuimos”. Es decir vamos acumulando cosas a lo largo de la vida que siempre nos resultan de utilidad. Algunas para tenerlas en cuenta. Otras para saber rechazarlas. En definitiva, un buen diagnóstico de lo sucedido es el mejor aval para conquistar el devenir. Los historiadores, por consiguiente, no son gente molesta, nos guían, nos enseñan, nos muestran el camino. En nosotros está el aceptar sus designios o por el contrario ignorarlos. Ya vendrán nuevas generaciones que harán el mismo proceso de mostrar a sus contemporáneos lo que hagamos ahora. No ignoremos las lecciones del que ya ha sufrido, del que ya ha disfrutado, del que ya ha padecido o del que ya ha gozado. No es incompatible aunar la energía de la juventud impetuosa y deseosa de comerse el mundo con la gravedad de aquellos que cuentan en sus cuerpos con el peso de lo acontecido. Ni tampoco podemos dejar escapar el unir todo lo bueno de nuestros orígenes con la esperanza, con la ilusión, de lo que está por venir. Tienen que ir de la mano.