domingo, 22 de abril de 2012

Encadenando alegrías

Ayer finalizó el Congreso Provincial del PSOE de Cáceres. Al margen de estar enormemente satisfecho por el resultado quiero aprovechar unas líneas para todos los que habéis querido felicitarme por mi nueva responsabilidad: tanto a los que lo habéis hecho presencialmente, como a aquellos que me estáis realizando llamadas,remitiendo mensajes, mails...En mi caso hay que resaltar que tengo la intención de continuar por la senda que iniciamos en la Ejecutiva Regional en el sentido de consolidar la sensibilidad socialista por aquellos que dieron su vida por sus ideas, sufrieron cualquier tipo de represión y ofrecieron lo mejor de su tiempo para el servicio público. Además vamos a intentar profundizar en el conocimiento y difusión de nuestra Historia más reciente: la labor de tantos hombres y mujeres que en los difíciles años del postfranquismo y en los primeros de la Transición se iniciaron en la actividad compleja de la política. Trajeron la Democracia e hicieron posible la gran transformación de Extremadura de los últimos 30 años. No podemos olvidarnos de ellos. Cambiando radicalmente de tema, esta mañana he vuelto a colocarme un dorsal en una prueba de atletismo. La última vez fue el 31 de diciembre, en la carrera de San Silvestre. Hoy se trataba de participar en la durísima subida a la Montaña de Cáceres: 3 kilómetros tan solo pero con unas terribles pendientes. El resultado ha sido muy positivo: 2º de mi categoría, pero lo que es mejor: dos segundos por kilómetro más rápido que el año pasado. Soy feliz y quiero compartirlo.

lunes, 9 de abril de 2012

ILUSIONAR

Adjunto el enlace de mi último artículo de opinión publicado en el Periódico Extremadura:
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/ilusionar_647171.html
FERNANDO Ayala 09/04/2012

TLtos próximos secretarios generales del PSOE de Extremadura y de las dos provincias van a tener ante sí varios retos importantes. Más en una nueva coyuntura política, tan dinámica como apasionante. Sin embargo, me gustaría priorizar uno de ellos, a mi juicio, trascendental para poder transmitir la ilusión y por lo tanto, la credibilidad a la ciudadanía.

Estamos hablando de la participación. Atrás quedaron aquellos partidos y sociedades obreras de masas. Atrás quedaron aquellas movilizaciones continuas de la gente sensibilizadas ante la cosa pública. Atrás quedó la implicación directa en numerosas actividades de lo que podemos llamar sociedad civil.

Y ¿qué nos encontramos? Vemos como la participación en las asambleas se ha reducido ostensiblemente. Valgan ejemplos conocidos recientemente como el acontecido en Cáceres capital, donde ante una relevante elección de delegados tan sólo acudió poco más del 40% del censo. Porcentaje que se reduce ostensiblemente en otras agrupaciones importantes de la provincia.

Es lo que una compañera acertadamente diferenciaba: el papel del militante y el del afiliado. El del compromiso y el que se limita a pagar las cuotas. El del que ve con interés (legítimo) lo que se dilucida y el del que pasa, como se diría en los 80, del tema. Para algunos les va la vida en ellos. Para la mayoría no es asunto suyo. Y debería ser.

Por esta razón me parece fundamental y un aspecto sustancial que traten nuestros principales dirigentes de recuperar el atractivo de la política. La imagen de la entrega a lo colectivo. La huida del estereotipo que liga rodearte de un grupo con el manido algo estará buscando .

Finalmente queda otro detalle no menos significativo: el de desmontar la teoría que une amistad personal a política. A veces no tienen por qué ir aparejadas. Por un lado las relaciones humanas te pueden conducir a tener afinidades con determinados compañeros pero sin embargo la convergencia en líneas de actuación política no necesariamente te derivan a converger en la misma dirección. A mí me pasa. Y creo que es positivo. Me precio de tener a algunos de mis mejores amigos postulados en grupos, corrientes, sensibilidades, familias... o como queramos llamarlas diferentes a las que yo he escogido. Y eso me enriquece. Me permite comparar, contrastar y sobre todo, cuando me convencen, corregir errores.