Decía Iñigo Errejón en una entrevista,
algo así como, que la izquierda debería quitarse ese estigma del patriotismo
desacomplejado. A mi juicio, tiene mucho que ver con la simbología. Con las
banderas. Con nuestra reciente Historia. Con los sentimientos que han querido arrebatarnos.
Un buen ejemplo, es el deporte. Hablaré
del mío, el atletismo. No tiene por qué ser incompatible gozar con los triunfos
de la selección española en las competiciones internacionales (Juegos
Olímpicos, Campeonatos de Europa). Disfrutar viendo el número de medallas o de
finalistas. En el mismo sentido, algo parecido nos pasa cuando participamos
como selección autonómica en los torneos federativos nacionales: vemos la
situación en conjunto de Extremadura con respecto al resto.
Pero este tipo de reacciones no nos
sustrae de emocionarnos con el regalo que nos da la elegancia de las
espectaculares rectas del jamaicano Usain Bolt. Impresionarnos con la
perseverancia de la sudafricana Caster Semenya. Levantarnos de nuestros
asientos ante las galopadas agónicas de las hermanas etíopes Dibaba o del
británico Mo Farah. O, en fin, suspirar con la belleza visual de un salto del
francés Lavillenie.
Una muestra de universalidad que nos
viene a decir que las banderas reales, son las de la igualdad, que somos, al menos
desde la percepción progresista de la vida, internacionalistas, o como ha
insistido en sus intervenciones, Guillermo Fernández Vara, que nos tenemos que
preocupar más en abrir las cabezas, en dignificar la figura de los maestros, en
priorizar la educación, que en la mayoría de nuestras obsesiones cotidianas.
En muchas ocasiones los conflictos se han
resuelto con violencia, la mayoría de ellos física, en buena medida verbal y
psicólogica. Ahora la pluralidad de las
diferencias nos deja ver que es muy posible convivir con el equilibrio entre el
respeto a la desigualdad, la admiración hacia el otro y el orgullo de cada uno.
Aquí, como en tantas otras muchas cosas,
la Historia, la Memoria, el concepto de ciudadanía, los valores…. tienen mucho
que enseñarnos. Abracémoslas.