Acertadamente recordaba Guillermo Fernández Vara, en el Día de la
Rosa de Casar de Cáceres, que no podemos consentir que si existe en
la Asamblea de Extremadura una mayoría de izquierdas gobierne la
derecha. Esta unidad de los progresistas no es sólo cuestión de
estrategias partidistas, mas al contrario, es una demanda que
reclaman con insistencia los ciudadanos, al ver como en positivo se
puede trasladar el mensaje de que no es tan necesario ir juntos
(algunos siempre se han puesto a la defensiva aludiendo a no ser un
apósito del PSOE, el hermano menor, la muletilla, absorbidos....)
como trabajar juntos.
Y es que aquí no estamos para contar nuestras vidas, si no para
solucionar la de nuestros paisanos. Así, los socialistas hemos
puesto en marcha la campaña mejor organizada de nuestra Historia
reciente, dado que estamos recogiendo el sentir de la gente. Nos
vemos inmersos en sus problemas que se convierten en los nuestros.
Compartimos sus dramas. Lucharemos por sus carencias. Combatiremos
las impresionantes injusticias que la derecha ha cosechado en tan
sólo cuatro años en la región.
Cuando hablamos de ideología, no estamos teorizando, tenemos miles
de ejemplos concretos. De dramas. De desigualdades. De casos de
intolerancia que vamos a temporalizar la respuesta y con ello evitar
la demagogia y las prisas que les han entrado a los anunciadores de
medidas de última hora, en una legislatura donde han dejado nuestra
tierra yerma.
Evidentemente el PSOE está presente. Por eso hacemos muy bien en
reivindicar nuestras siglas. En estar orgullosos de nuestra Historia.
En reconocer nuestros errores y debilidades, pues ellos serán el
detonante de la inminente fortaleza del Partido. La movilización
general en torno al referente de la izquierda es ya un hecho.
Otros se dedican a atacar a la patronal, a los sindicatos, a la
policía, a los desahuciados, a los agricultores, a los docentes, a
los cooperativistas, a las pequeñas empresas.... en fin un catálogo
interminable de despropósitos que pronto van a tener feliz término.
Frente al Gobex, la Junta de Extremadura, frente al Parlamento,
nuestra querida Asamblea, frente al desprecio de la labor de los
profesionales de Canal Extremadura, la defensa de los medios de
comunicación públicos y el aplauso hacia la independencia de los
privados.
Desde el respeto por las formas hasta la convicción profunda en la
creencia de que hay muchas otras formas de mejorar la vida de los
ciudadanos, abogaremos por construir un nuevo edificio para una nueva
época. Cimientos sólidos tenemos.
Volverá la alegría a las calles extremeñas. Volverá el ansia de
recuperar todo lo perdido. Volverá la ilusión de compartir
consensos. Hablaremos. Debatiremos. Escucharemos. Ya lo estamos
haciendo.