martes, 22 de octubre de 2019

IMPOSTADOS


Los discursos de los políticos suelen constatar la diferencia entre los que se les nota la ficción, la sobre interpretación, la desmesura, en definitiva, la impostura y aquellos que denotan limpieza y altura de miras.  
A los primeros nos los encontramos lejos de la realidad y, sobre todo, de la acción o de lo que coloquialmente podríamos dar en denominar, la cuenta de resultados.
Cierto es, que en campaña esta visión se multiplica. Pero no lo es menos que, precisamente, para desenmascararlos tenemos que ir a votar. Ante el presunto cansancio, habría que contestar al que insista en no acudir, como señalaba Juan Carlos Rodríguez Ibarra, “a mi que me importa”, yo sí se que tengo que ir. Hay temas como la sanidad, la dependencia, la educación, las pensiones… que no pueden esperar y necesitamos con urgencia un Gobierno.
A ellos, a los nuevos responsables de las políticas públicas les podremos interpelar, aplaudir, sugerir, protestar, reclamar, aconsejar…
Las Leyes, las publicaciones oficiales, las licitaciones de obras, los cambios en las vidas de las personas… son la traducción de los Programas. Son las urnas las únicas que penalizan los incumplimientos. No hay otra sanción posible para aquellos que dan su palabra y luego no la hacen posible con los hechos.
De ahí la responsabilidad de contar con la opinión de los colectivos, de escuchar las demandas de la calle, mucho más allá de los tradicionales mítines que siempre querrán los partidos para mantener activos y movilizados a sus simpatizantes.
La  honradez, la mesura y, a la vez, la fortaleza en las convicciones, junto con la huida de los complejos a actuar o pronunciarse por miedo al ruido electoral, es la mejor carta de presentación.
En síntesis, la acción frente al bloqueo. La aceptación de nuevas propuestas que vayan en sintonía con la adaptación a los nuevos tiempos y a falta de auditorías, la presentación, a modo de balance, de lo realizado cada cierto tiempo.
Sustituyamos las intervenciones impostadas por la claridad y por la sinceridad de lo posible. Prometamos.






martes, 15 de octubre de 2019

PASTAR


Sí, han leído bien, no se trata de una errata. Nos referimos a pastar, es decir, corroboramos cómo, a la vista de las dificultades que tienen los grupos políticos para pactar a nivel nacional, la mayoría prefieren estar a la expectativa. Ir pasando el tiempo.
Sabedores que el PSOE va a ser la fuerza más votada el 10 de noviembre, empiezan a resurgir las estrategias de los denominados “bienqueda”.
Una vez comprobada la entente formada por las tres derechas, alguno levanta el veto ante la duda del “ y si no se suma”. Aunque nosotros preferimos pensar en ¿ y si la gente prefiere el original?
De esta manera parece que se busca el centro. Los socialistas somos conscientes de que tenemos muy asentados nuestros principios como partido de izquierdas. Nadie cuestiona, por ejemplo, el estímulo de la militancia, los simpatizantes y los votantes ante el asunto de la exhumación de Franco. La gente se levanta enardecida, emocionada, tremendamente impactada, ante la mera mención en los actos.
A ello se suma la paradoja de que la división de la izquierda, con la irrupción de Más País y la figura de  Errejón que le puede, a medio plazo, convenir al PSOE, por la proximidad en muchos de sus planteamientos que se pueden hacer comunes.
Por eso el reto es la reconquista de las clases medias, de la burguesía ilustrada de las ciudades, de buena parte de los jóvenes implicados en temas tan trascendentales para los próximos meses como el ecologismo, la emergencia climática, los desmanes que provoca la despoblación o el reto demográfico, que deben conjugar la baja natalidad autóctona con la integración y llegada, cada vez más numerosa, de inmigrantes que enriquecen nuestras sociedades en todos los sentidos.
Frente aquellos empeñados en la ofensa, la difamación y la tergiversación, mostremos muchas 13 rosas. Mujeres y hombres con ideales contra la oscuridad y la barbarie. Volemos.
Así pues, dejemos a otros pastar y movilicémonos, ahora que podemos, y evitemos lamentar en unas semanas lo que pudo haber sido y no fue. El ejemplo reciente de Portugal puede servirnos de guía.

martes, 8 de octubre de 2019

CURRICULUM, HISTORIA Y MEMORIA

CURRICULUM, HISTORIA Y MEMORIA
Ha tenido eco en los medios de comunicación nacionales y regionales que la Junta de Extremadura va a implementar en el curriculum educativo los contenidos relacionados con la denominada Memoria Histórica.
Hay varios elementos, de los que ya hemos comentado en más de una ocasión, que avalan el hecho de que no tendría, por un lado que ser sorpresa, incluso más allá, no debería ser, ni siquiera noticia.
¿Cuál es la razón? En primer lugar porque ya desde el año 2016 estaban contemplados en los distintos planes de estudio. Además, porque el conocimiento de la Historia reciente de España tiene que ser obligatorio dentro de cada curso y nivel escolar correspondiente ( cosa muy diferente es que en muchos casos no daba tiempo al profesorado a llegar a impartir los contenidos  que hacían referencia a las  épocas más próximas a nuestro tiempo) y por último, por si quedaba alguna duda: se ha tenido que aprobar un apartado específico que lo contempla, en la reciente Ley de Memoria Histórica y Democrática de Extremadura.
De esta forma, se pretenden desarrollar contenidos relacionados con el olvido y la Segunda República, la guerra civil española y el franquismo, así como analizar lo que significa la Memoria Democrática en Extremadura. Los niveles y las áreas seleccionadas son los siguientes: en 2º de la ESO dentro de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, en 4º de la ESO en Geografía e Historia, en 1º de Bachillerato en Historia del Mundo Contemporáneo y  en 2º Bachillerato en Historia de España.
Es obvio que existe una relación entre la Historia, la Memoria y la Educación. En el caso de los sucesos acontecidos durante la guerra civil y el franquismo, se añaden, además, una serie de factores cualitativos que es necesario tener en cuenta.
No nos cansaremos de repetir el imperioso déficit que existe en el aprendizaje de la educación en valores, en el deseo de que nuestro alumnado sepa convivir en un mundo donde la tolerancia y el respeto a la diversidad de opiniones sea la norma. En el intento de ejemplificar lo que significan conceptos como Democracia y pluralismo político. En la condena a la violencia y la represión. En el deseo de que nunca más haya nadie sepultado en una fosa común, en una cuneta, una mina o un barranco.
Por todo esto nos negamos a ese amago de querer identificar la enseñanza de la Memoria Histórica con el adoctrinamiento. Entendemos que lo crucial es que se precisa aprender. No podemos ni sumergirnos en el olvido, ni tampoco sería prudente tratar de ocultar determinadas épocas de nuestra Historia.
Es el pensamiento crítico, el conocimiento de la verdad y la educación para la ciudadanía las que tienen que perseguir como objetivo último formar una generación responsable y a la vez crítica contra cualquier tipo de injusticia y capaz de levantar la voz contra aquellos que atenten con los principios que defienden la vida en Comunidad.
De eso se trata  cuando se trata de vincular la Historia, la Memoria y la Educación.

martes, 1 de octubre de 2019

CONFIANZA


Al hilo del artículo de la semana pasada, comentábamos que íbamos a detenernos un poco más en el concepto de confianza, tras los avatares surgidos en la negociación de los fallados intentos por conseguir una investidura del Presidente del Gobierno.
En esta travesía hay que incidir en que su falta no es unidireccional, sino que es recíproca y, además, que han intervenido varios actores ( no únicamente dos). También que sus protagonistas a nivel nacional se han comportado, en más de una ocasión, de forma similar a nivel regional. Ejemplos claros los tenemos en la Asamblea de Extremadura, donde Podemos, a veces, tras un proceso de negociación y de acuerdo, en el último momento te encontrabas con una negativa, bajo el peregrino argumento de que no se fiaban. Cierto es, que en muchos otros casos el acuerdo llegaba a su término.
Otro factor, a mi modo de ver, determinante, son las sinergias personales que se han ocultado bajo el paraguas de diferencias políticas entendibles y. algunas de ellas ,podrían llegar a ser asumibles.
En el otro extremo la situación se ha aclarado suficientemente: Ciudadanos ha ofrecido un Gobierno al PP justo al día siguiente de las elecciones, en un claro síntoma de confianza entre ambas organizaciones de derechas.
Claro está que el sistema favorece las coaliciones electorales. Ya tuvimos experiencias previas durante la Segunda República: la coalición de centro-izquierda funcionó en las elecciones generales de 1931 con un éxito rotundo, pero en las de 1933 cuando el PSOE se presentó en solitario, el hundimiento fue evidente. Así se llegó a febrero de 1936 con dos grandes coaliciones enfrentadas: la CEDA y el FP. Todas las fuerzas políticas fueron conscientes de que era necesario contar con los afines.
Sin embargo esta estrategia de coalición electoral falló estrepitosamente en las elecciones generales de 2000. La coalición de PSOE e IU (Almunia y Frutos) con listas conjuntas en el Senado y un pacto programático conjunto no funcionó.
En la actualidad tenemos experiencias internacionales, autonómicas y locales diversas: alianzas externas e internas. Parece claro que al elector de izquierdas le apetece el entendimiento. El problema es que le dejamos la toma de las decisiones culminantes al responsable de llevarlas a cabo: el Presidente del Gobierno. Pongámonos también en su lugar. No es fácil.

Por último el PP mira a su hijo pródigo (VOX) y se modera. Ciudadanos quería ir al centro izquierda y se alía ideológicamente con la ultraderecha sobrepasando incluso a Casado. Miren el caso extremeño. Esquizofrenia en sus posicionamientos. En definitiva, falta de confianza.