miércoles, 18 de mayo de 2011

MÍTINES

Esta tarde estaremos miles de extremeños escuchando a Zapatero, a Guillermo, a Carmen... en Cáceres ofreciéndonos propuestas y soluciones y mostrándonos el balance de su gestión. Esta es la obligación de cualquier buen político que se presenta ante la ciudadanía y les responde a dos preguntas claves: ¿ qué hemos hecho? y ¿ qué queremos hacer?. Quería aprovechar la ocasión para reflexionar sobre este tipo de encuentros.
Por un lado, están los grandes mítines ( me encanta este concepto, una diferencia más con la derecha), como el de hoy en Cáceres. Muchos compañeros nos veremos, sondearemos nuestros estados de ánimo, impulsaremos los proyectos en marcha y en definitiva, contribuiremos a generar ese clima de optimismo tan necesario cuando se trata de consolidar una meta común.
Por otro, están los mítines de menor aforo. El jueves, estaré en Mohedas de Granadilla. El viernes acudiré a Rotura de Cabañas. Dos realidades maravillosas para conocer lo que damos en denominar la "política de proximidad". Aquella que te permite poder hablar y escuchar directamente identificando a tus interlocutores. Aquella que te permite acumular anécdotas en tu equipaje de orador.
Valgan para ello un par de ejemplos, como el de aquel pueblo donde al terminar me marché con el alcalde al "teleclub" a tomar algo y me presentó a un compañero del Ayuntamiento. Le saludo y consulto su impresión. La respuesta me la adelantaba el alcalde: " No si este es un concejal del PP". Daba igual, había acudido a escucharnos y de manera muy educada opinó sobre lo que habíamos planteado. Ya quisiéramos los socialistas que sus colegas de Mérida se hubieran prestado al menos, a uno de los numerosos debates donde han dejado su silla vacía.
En otra pequeña población mi sorpresa fue encontrarme un nutrido auditorio.Alguien me señaló que si se hiciesen porcentajes sobre la población total sería como si me estuviera dirigiendo en una de las ciudades de la Comunidad ante decenas de miles de espectadores. Curioso el repertorio.
Esto me lleva a la conclusión de la necesidad de encontrarnos en este tipo de escenarios. Los programas están publicados. Los miembros de las candidaturas se pasean por las barriadas, pero el entorno clásico del mitin con esa aureola romántica de la cartelería, la música, los aplausos... nos da fuerzas para continuar. Que así sea.

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