sábado, 22 de mayo de 2010

PACTOS

PACTOS
Esta primavera nos ha traído aires de poca concordia y de mucha pugna entre los grandes partidos políticos que si bien era habitual en la mayoría de las cuestiones que abordaban, no lo era tanto, cuando de la educación se trataba.
Parecía este asunto un campo abonado al entendimiento. Si cierto es que hay aspectos ideológicos de peso que han mantenido las diferencias hasta extremos entre ellos, también lo es que desde hace varios meses y, liderados por el Ministro de Educación, se había coincidido en la necesidad de ceder ( que en eso consiste pactar) en aras de buscar un entendimiento común. Ello hubiera bastado para quitar el estigma o el lastre del presentismo en la actividad política educativa y habría puesto, para todos, las miras en el interés por el futuro.
Hemos podido ver cómo se han producido numerosas reuniones. Cómo se han manejado varios documentos programáticos. Y, finalmente, como se han puesto encima de la mesa, un catálogo de propuestas que deberían haber sido suficientes para que, pese a que algunos vieran limitaciones, la mayoría estampara su firma.
Pero no ha sido así. Y es un mal ejemplo para el resto de Autonomías. En Extremadura, estamos en pleno debate de la ley de Educación y están funcionando más que adecuadamente varios procesos pactados. Parece haberse dado a entender que no habrá excesivas dificultades para sacar todo el proceso adelante. Sin embargo hubiera sido más sencillo con el apoyo de un acuerdo más amplio: el tan anhelado Pacto por la Educación nacional.
Ahora queda apelar a la responsabilidad de nuestros dirigentes educativos en los partidos políticos, sindicatos y asociaciones de padres. El resto de la comunidad educativa ha venido demostrando como en diferentes situaciones sabe hacer muy bien su papel. La clase política dejaría de ser vista como uno de los principales problemas si predicaran con el ejemplo del sacrificio en la busqueda del bien colectivo en lugar de atender a primitivos réditos electorales.
Siempre habrá tiempo para la discusión y el debate. La letra pequeña permite la digresión y el distanciamiento. Aunque los grandes principios, los valores que sustentan la mejora de la calidad de la enseñanza sí que son imprescindibles estar consensuados. De lo contrario volveríamos al “ qué hay de lo mío”.
Publicado en Escuela, mayo de 2010

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