sábado, 15 de mayo de 2010

EXTREMEÑOS ITINERANTES

Uno de estos extremeños itinerantes es mi amigo, el profesor Antonio Trinidad, quien desde Madrid me recordaba como 3 extremeños habían sido galardonados en un reconocido festival de vídeos de Turismo de Brasil ( se puede consultar información más detallada en: http://antrimu.blogspot.com/. Es una prueba evidente de esos extremeños en el mundo que triunfan y que dejan jarones y resquicios de nuestra tierra por donde pasan.
Otro de estos extremeños que un día no muy lejano tuvo que obligatoriamente emigrar a Madrid, en este caso motivado por la represión de la mentalidad franquista a mediados de la Dictadura, es el escritor Víctor Chamorro.
El jueves nos deleitó en Cáceres, y este es el término más adecuado para comentar el acto, con un sorprendente nuevo capítulo inédito de su recien estrenada obra, "Pasión extremeña en 14 actos".
Ya decía Víctorino Mayoral que nos encontrábamos ante una manera de escribir original, amena, repleta de fuentes y anécdotas, que humaniza, hace viva y popular la Historia y que además de la pasión, reivindica la región.
Víctor, nos leyó el denominado acto 14 para demostrar como las generaciones actuales han metabolizado el hecho diferencial extremeño.
Destacó el hecho de haber nacidos castigados. Expropiados de su único medio de vida: la tierra. Resaltó la conquista de la autoestima de los obreros y campesinos con el nacimiento del siglo XX en las Casas del Pueblo. Llegada la II República, las marchas de yunteros y braceros se convirtieron en romerías laicas, cuyo culmen en mayo de 1936, marcó un hito en la Historia de la región. Fue cuando una multitudinaria y pacífica ocupación de tierras pretendió romper los registros de la propiedad medieval de la tierra.
Extremadura de nuevo sería recastigada tras la guerra civil: la emigración masiva, los suicidios casi diarios, la desmemoria, en legítima defensa, de la Extremadura del éxodo, hizo que la pérdida de ideología se sustituyera por los ritos.
En definitiva, el hecho diferencial extremeño no es el "yo soy más que tú" de los nacionalismos decimonónicos", sino el "yo soy el doble contigo".
Finalmente apelaba, el amigo Victor a los jóvenes con la sugerencia de un susto que les despierte.

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