martes, 16 de febrero de 2010

TELEVISIÓN EDUCATIVA

Acaba de publicitar la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura una excelente iniciativa: poner en marcha a través del denominado Proyecto Mercurio una televisión educativa. Si bien, visto lo visto, pueden parecer incompatibles ambos términos, nos encontramos, como sucede con las herramientas digitales en la escuela, ante un instrumento añadido que puede complementar la acción docente.
Seguro que muchos echarán la mirada hacia atrás y seguirán perorando sobre las inmensas necesidades todavía sin cubrir. Y razón posiblemente no les falte. Pero lo que estamos anunciando ahora no elimina ni sustituye las demandas o déficit reclamados. Es más, quizás contribuyan a aminorarlos.
En esta misma línea argumental hemos de coincidir que el futuro inmediato de las nuevas generaciones va por este tipo de culturas. Ya no nos vamos a referir a la tecnología móvil, suficientemente explotada en estas lides dialécticas, sino, por ejemplo, al modo de acceder a la consulta de textos, casos como la prensa digital, donde, al lado de la noticia podemos pinchar un video que nos ilustra o describe lo que se cuenta. Lo mismo sucederá con libros de consulta o de lectura, textos de investigación o divulgación…
En el extremo contrario, una televisión educativa, con una programación cada vez más completa puede servir de contrapeso a la imagen estereotipada que se tiene del mundo escolar en determinadas series de la televisión convencional que son líderes de audiencia y, en ocasiones, casi se convierten en modelos de vida a seguir para nuestros jóvenes. Hasta el punto que incluso asistimos desde el sarcasmo y la ironía a su caricatura en algunos programas de entretenimiento. Y cuando el río suena…
Hace décadas el retroproyector en el aula era una sorpresa para el alumnado que casi competía con la proyección de películas en horario extraescolar en muchos Centros. Con el paso del tiempo, transparencias y diapositivas dieron paso al uso habitual del vídeo, simultaneado con las clases magistrales. Pronto veremos como desde la pantalla de los ordenadores el alumando podrá tener acceso no sólo a la consulta rutinaria de documentación para su instrucción, sino que serán más frecuentes las proyecciones audiovisuales en un entorno más próximo, más accesible, sin dependencias de tiempo ni de espacio. Además su uso se puede realizar en situaciones excepcionales: enfermedades ocasionales, periodos vacacionales, festivos, fines de semana, tardes sin clase presencial. O siempre y cuando al profesor o al alumno le apetezca ponerse manos a la obra. Para ello queda el reto de hacerlo atractivo. Y no es poco.
Publicado en Escuela, febrero, 2010

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