sábado, 20 de febrero de 2010

Pasión extremeña en 13 actos

El escritor y profesor Víctor Chamorro nos muestra en su nueva obra “Pasión extremeña en 13 actos” publicada en Planteamiento Editorial recientemente, un atractivo friso donde refleja en 13 relacionados capítulos un homenaje al pueblo, como concepto y realidad, extremeño. Se trata, en definitiva, de otra forma de contar la Historia, a través del paso del tiempo y siempre impregnado con las costumbres de la gente. Eso sí, sorprende agradablemente lo bien documentada de la narración y como ha conseguido beber de fuentes diversas y muy ricas. Erudición en cierto modo o tendencia a lo que algunos denominan Historia total.
Muchos van a ser los denominadores comunes que nos encontremos en su atractiva lectura, con un desenvuelto lenguaje que atrapa por identificación con la descripción. Mostraremos algunos de los más significativos.
En primer lugar todo el texto aparece salpicado por el discurso doliente del hambre de todo que ha padecido nuestra tierra. La Iglesia con sus regulares contradicciones entre mensajes y actuación real es otra de las obsesiones del autor. En otro nivel de presencia permanente, nos encontramos al campo. Por último, las imágenes de Millet muy propias para ilustrar, a modo de ejemplo, las pugnas seculares entre campesinos y pastores, agricultores y ganaderos, grandes y pequeños propietarios.
Además, contribuye a hilar la narración el peso de verlo como la herencia de los abuelos, el paso de la Historia con sus peculiares característica en cada periodo y que contribuían a intentar establecer elementos diferenciadores: primeros pobladores, romanos, árabes, cristianos en la Edad Media… hasta mismamente ayer. Es el relato de los avances y los retrocesos. Del contraste entre la cultura occidental y la aportación árabe a la vieja Europa.
Otro aspecto curioso ha sido el ver como el devenir se interrumpía amablemente con el refranero popular. Me han gustado especialmente los diálogos, ficticios, o no, de personajes relevantes, que peroraban sobre el tema abordado en el capítulo, ya sean contemporáneos a los hechos descritos o de manera más intemporal. ¿Por qué no imaginarlos como reales? Una buena despedida presenta con carácter ejemplarizante cada capítulo.
Con respecto a los contenidos, resulta genial el capítulo dedicado a Carlos V y a Yuste: la descripción de las comidas, las semblanzas, los recuerdos, los apuntes históricos, la cercanía a los frailes o, por fin, el acierto de la Fundación Europea que lleva el nombre de la localidad.
El proceso de construcción de la catedral de Plasencia y en especial cuando nos habla de la sillería del coro y las sátira del tallista, nos la hace ver aún más célebre por tantas cosas como muestra.
En paralelo a Yuste nos encontramos con Guadalupe, ahora que está de tanta actualidad, la veremos como un lugar de peregrinaje y nos destaca su gastronomía, las pinturas, la vida de los monjes, la medicina…
Otro dúo lo componen las Hurdes y Monfragüe, lo salvaje y lo algo menos épico.
Saltamos a las andanzas de los extremeños en la conquista de América y lo que allí nos encontramos hay que apreciarlo con el crisol de la época. Se trata de una mezcla de religión y violencia, de ambición y huida de la miseria. Pero también es la historia del mestizaje o en palabras de Víctor Chamorro: “el intercambio racial y cultural” del que fueron pioneros nuestros paisanos y valga como símbolo la Malinche.
En los albores de la contemporaneidad dibuja una Extremadura semidesértica. Un gran problema, como en la actualidad. Hipoteca su futuro. Con la llegada de las luces se produce la invasión francesa y su consiguiente reacción con la guerra de la Independencia. Destaca la participación extremeña en las Cortes de Cádiz, así como la lucha entre liberales y absolutistas.
Cuestión aparte merece la Raya, la frontera, el lugar de guerras y contiendas. Los problemas con las levas y las secuelas del desastre en la población. La arquitectura militar y defensiva que caracteriza tantos sitios. La enumeración de batallas significadas: la Albuera, Medellín… la presencia de Francia, Inglaterra y Portugal en los conflictos. En síntesis, el hecho de convertirse prácticamente en espacios de nacionalidad compartida. En sitios mixtos donde se difuminan las separaciones y donde las lenguas unen.
A los bandoleros los dedica también su espacio. Vienen de la penuria y suelen gozar del amparo del pueblo que los ve, en muchas ocasiones, más próximos, si bien a veces puede más el poderoso chantaje para que delaten a sus semejantes. Los viajeros europeos estudiarían a Extremadura durante los siglos XVIII y XIX como “un trozo africano de Europa o un residuo feudal refractario a las luces”.
La Desamortización no solucionará el problema del acceso a la propiedad generalizado pues la entrega de la tierra se va a realizar mayoritariamente a burgueses y a la nobleza acaparadora. En el caso extremeño valga el repaso de los nombres.
El siglo XX despierta con hambre y latifundismo. Con la presencia de la Iglesia y el incipiente auge del asociacionismo obrero. Nos resulta interesante el relato del papel de la mujer o la descripción de los oficios de los gremios.
Nos encontramos ante una Extremadura dividida, enfrentada, donde el privilegio siempre gana y por ende, evita la conciencia regional. Las diferencias se extienden en amplios sectores a lo largo de todo este tiempo: entre clases sociales, entre ciudades (pone el ejemplo de Cáceres y Plasencia por la capitalidad de la provincia o de Cáceres y Badajoz por el trazado del ferrocarril).
Hay una clara relación entre el latifundismo y el analfabetismo. El lamentable estado de las escuelas a principios del siglo es revelador. Las condiciones y las cualidades de la mayoría de los maestros suman más lastre. Y entre todo esto, poetas y escritores como Gabriel y Galán, Chamizo, Felipe Trigo o impulsores de la lectura como Agustín Sánchez Rodrigo.
Los jornaleros de la II República representarán la solidaridad del recién llegado movimiento socialista. Grandes serán sus movilizaciones. Espectaculares sus acciones. Ilusionantes sus expectativas que llevarán en un salto al presente, pasando por la emigración al cambio esperado.
Hasta aquí una síntesis de la sugerente lectura que como su título indica viene imbricada por la pasión. Son 13 actos que constituyen parte de nosotros.

2 comentarios:

  1. Hola Fernando, elogio el ensalzamiento que haces de Víctor Chamorro. Desde aquí recomiendo que apoyéis en facebook la medalla de Extremadura en el grupo de Admiradores de Victor Chamorro.

    Antonio Redondo. Miajadas.

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  2. Estimado Antonio: ahora que todo el mundo estamos pendientes de las redes sociales, me parece una buena iniciativa la difusión de la propuesta de candidatura para la Medalla de Extremadura a Víctor Chamorro. Sin duda, habrá que estar pendiente de su seguimiento pues puede ser un buen elemento de apoyo el grado de impulso popular que tenga.

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