domingo, 14 de septiembre de 2025

HOMO DEUS

 

HOMO DEUS

Siguiendo con lecturas recomendables y que nos incitan a la reflexión profunda y serena, hoy vamos a comentar algunos aspectos que me han llamado la atención de la obra del profesor Yuval Nohah Harari “Homo Deus”.

En ella se parte del principio de que las tres calamidades que nos han asolado: la peste, el hambre y la guerra, hoy no se culpabiliza de su causa a los dioses, sino a los humanos. Es decir son debidas a problemas meramente técnicos, no sobrenaturales. En este sentido,  la Historia sería de utilidad para  aprender. No para adivinar el futuro, sino para desprendernos del pasado.

Otra gran aportación de esta obra es el valor dado a la evolución de la tecnología. El paso del tiempo, los avances en la persecución de la inmortalidad, de la felicidad y de la consecución de la divinidad. Esa sería, en definitiva, la agenda de los nuevos humanos. En definitiva, el futuro está en la tecnología, como siempre ha sucedido a lo largo de la Historia.

La medición de la felicidad  y la de los deseos se puede realizar con herramientas fácticas como  el crecimiento económico que lleva consigo contradicciones recientes como los sentimientos de los refugiados y los de algunos autóctonos inquietos con su presencia ( obra sobre todo de la parte más liberal del humanismo).

La lucha entre las fuerzas creativas y las reactivas es otro denominador común de nuestro tiempo.

Por otra parte, el libre albedrío ( es decir la libertad individual) puede estar determinado, por ejemplo, de nuevo por la tecnología. El progreso lleva consigo que nos planteemos interrogantes sobre la primacía  o la diferencia entre la inteligencia y la conciencia.

Para concluir, el predominio del dataísmo está influyendo en la biología y en las máquinas. Es el denominado internet de todas las cosas. En la Antigüedad tener poder significaba tener acceso a datos. Hoy tener poder significa saber qué obviar.

Vamos entrando en una nueva era en la que la profusión de innovaciones hacen que nos planteemos hasta qué punto tenemos independencia de criterio a la hora de tomar decisiones, si todo lo anteriomente mencionado nos va condicionando.

Si dependemos de algoritmos, de máquinas que nos sustituyen, de las denominadas inteligencias artificiales o del ideal de simbiosis entre lo que hasta la fecha habíamos considerado auténticamente humano y que cada día más se está poniendo en cuestión, ya sea desde el punto de vista médico ( con renovaciones de órganos), ya sea desde el punto de vista económico ( con sustituciones de tareas y empleos) o ya sea desde el punto de vista más filosófico o social ( sobre la definición de “humano”.

 

 

 

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