LAS HUELLAS DEL PASADO
Hace unos días estuve a dar una conferencia a Santa Marta de los
Barros dentro de unas Jornadas que abordaron la situación de
Extremadura en la posguerra. A mí me correspondió disertar sobre
cómo vivieron estas tristes décadas la mayoría de las mujeres de
nuestra región.
Antes de comenzar a sintetizar algunos de los mensajes que traté de
trasladar, quisiera resaltar las palabras de Guillermo Fernández
Vara a la hora de precisar la importancia de las grandes
transformaciones que por comparación se desarrollan a lo largo del
tiempo. Y precisamente hizo hincapié en la educación como motor de
cambio. Esto que puede parecer una frase hecha, la concretó con lo
que, comentaba, eran uno de los principales motivos de orgullo de su
etapa como Presidente de la Junta de Extremadura: la asistencia a los
actos de graduación de los universitarios extremeños. Médicos,
profesores, abogados... que han podido estudiar en democracia,
asistían acompañados de la ilusión de sus abuelos que no tuvieron
ese derecho, que no privilegio, en la oscura época en la que les
tocó pasar su juventud.
Esa es la diferencia principal que marcó la línea entre la
Dictadura y nuestra actual Democracia: la desigualdad de
oportunidades junto al agravante de la tormentosa falta de libertad.
El no poder tener acceso a la formación determinó que aquellas
generaciones lucharan para que sus descendientes no pasaran por lo
que ellos tuvieron que padecer. Los altos índices de analfabetismo,
la incorporación temprana al mercado laboral escasamente
cualificados, la madurez biológica precipitada....
Fueron años negativos en cualquier aspecto que podamos analizar,
tanto en relación con la etapa inmediatamente anterior como con la
posterior: en la política, en los aspectos sociales, en la cultura,
en la economía. Con la Universidad convertida en un páramo
intelectual o con la resignación ante la multitud de funcionarios
depurados.
Por otra parte la memoria no reconocida se cebó especialmente en las
mujeres. De eso traté de hablar al auditorio, tras marcar un
contexto o marco histórico general. Una de las claves estuvo en la
emigración del pueblo a las pocas ciudades donde se establecieron
los primeros núcleos chabolistas y donde tuvieron que huir tantas
mujeres, auténticos sostenes de sus familias, dado que en sus
lugares de origen, ni sus propios vecinos, presos del miedo, podían
ayudarles.
Muchas habían sufrido el asesinato de sus padres, hermanos y
maridos. Ahora tenían que hacer frente a nuevos proyectos de vida en
los que si querían trabajar existía un abismo salarial con sus
homólogos varones o con una moral pública oficial que impregnaba
todos sus actos.
Lamentablemente, de vez en cuando volvemos a escuchar las apelaciones
a la sumisión de la mujer a sus parejas, a cuestionar la coeducación
a poner en valor las peinetas. En definitiva, a las imágenes en
blanco y n
Las
huellas del pasado ( El Periódico
Extremadura - 20/12/2014 )http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/huellas-pasado_844870.html
egro.
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