lunes, 22 de diciembre de 2014

LAS HUELLAS DEL PASADO


LAS HUELLAS DEL PASADO
Hace unos días estuve a dar una conferencia a Santa Marta de los Barros dentro de unas Jornadas que abordaron la situación de Extremadura en la posguerra. A mí me correspondió disertar sobre cómo vivieron estas tristes décadas la mayoría de las mujeres de nuestra región.
Antes de comenzar a sintetizar algunos de los mensajes que traté de trasladar, quisiera resaltar las palabras de Guillermo Fernández Vara a la hora de precisar la importancia de las grandes transformaciones que por comparación se desarrollan a lo largo del tiempo. Y precisamente hizo hincapié en la educación como motor de cambio. Esto que puede parecer una frase hecha, la concretó con lo que, comentaba, eran uno de los principales motivos de orgullo de su etapa como Presidente de la Junta de Extremadura: la asistencia a los actos de graduación de los universitarios extremeños. Médicos, profesores, abogados... que han podido estudiar en democracia, asistían acompañados de la ilusión de sus abuelos que no tuvieron ese derecho, que no privilegio, en la oscura época en la que les tocó pasar su juventud.
Esa es la diferencia principal que marcó la línea entre la Dictadura y nuestra actual Democracia: la desigualdad de oportunidades junto al agravante de la tormentosa falta de libertad. El no poder tener acceso a la formación determinó que aquellas generaciones lucharan para que sus descendientes no pasaran por lo que ellos tuvieron que padecer. Los altos índices de analfabetismo, la incorporación temprana al mercado laboral escasamente cualificados, la madurez biológica precipitada....
Fueron años negativos en cualquier aspecto que podamos analizar, tanto en relación con la etapa inmediatamente anterior como con la posterior: en la política, en los aspectos sociales, en la cultura, en la economía. Con la Universidad convertida en un páramo intelectual o con la resignación ante la multitud de funcionarios depurados.
Por otra parte la memoria no reconocida se cebó especialmente en las mujeres. De eso traté de hablar al auditorio, tras marcar un contexto o marco histórico general. Una de las claves estuvo en la emigración del pueblo a las pocas ciudades donde se establecieron los primeros núcleos chabolistas y donde tuvieron que huir tantas mujeres, auténticos sostenes de sus familias, dado que en sus lugares de origen, ni sus propios vecinos, presos del miedo, podían ayudarles.
Muchas habían sufrido el asesinato de sus padres, hermanos y maridos. Ahora tenían que hacer frente a nuevos proyectos de vida en los que si querían trabajar existía un abismo salarial con sus homólogos varones o con una moral pública oficial que impregnaba todos sus actos.
Lamentablemente, de vez en cuando volvemos a escuchar las apelaciones a la sumisión de la mujer a sus parejas, a cuestionar la coeducación a poner en valor las peinetas. En definitiva, a las imágenes en blanco y nLas huellas del pasado ( El Periódico Extremadura - 20/12/2014 )http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/huellas-pasado_844870.htmlegro.

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