HIJOS DE LA DEMOCRACIA
El pasado fin de semana asistí en
Aldeacentenera, una vez más, a la entrega de los Premios Luis Romero
Solano que otorgan las Juventudes Socialistas de la Provincia de
Cáceres. Resulta recurrente volver a aludir a la idoneidad de actos
de este tipo, así como resulta extemporáneo tener que salir al paso
de aquellos que no comparten que las familias necesiten ser
escuchadas, tratadas con cariño y sobre todo reconocidas.
Me traigo como bagaje las palabras
del cantaor flamenco Manuel Gerena que refiriéndose a una posible
redundancia nos enseñaba que lo que estábamos haciendo era
“recordar la memoria”.
Me quedo con los nervios. Me quedo
con los lloros. Me quedo con la amarga impresión de aquellos hijos
que rememorando a su padre asesinado son conscientes de que ellos
viven gracias al mal llamado espíritu cristiano de unos malhechores
que al ir a matar a toda la familia se “ apiadaron” porque había
muchos niños.
Me quedo también con esas mujeres que a la hora de pedir una
pensión de orfandad tenían que simular que no habían asesinado a
sus maridos si la querían percibir. Y la valentía de las que
prefirieron el hambre.
Me quedo con ese hombre de bien que llega a casa sin chaqueta pues se
la ha entregado a alguien que la necesitaba más que él.
Me quedo con el miedo vencido cuando sabes que el camino realizado no
ha sido inútil. Detrás ( y al lado) tenías a mucha gente honrada.
Son algunas muestras de individuos que no parecen ser tan peligrosos
como para tener el trágico final que tuvieron.
No me quedo con aquellas ínfulas de permanente venganza cuando
decidieron enterrar a un vecino reprimido a la puerta del cementerio
“ para que así pudieran pisar su tumba” todos los que quisieran
acceder al recinto sagrado.
No me quedo con la complicidad de los paisanos con aquellos
forasteros que hacían el “ trabajo sucio”. Esas pandillas de
forajidos que recorrían los pueblos atermorizando a los que no
pensaban como ellos.
Por eso los nacidos en democracia, los nietos que se preguntan ¿ qué
le pasó a mi abuelo? tuvieron este pasado fin de semana una
abundante respuesta. De nuevo, las lágrimas, tan necesarias.
HIJOS DE LA DEMOCRACIA
El pasado fin de semana asistí en
Aldeacentenera, una vez más, a la entrega de los Premios Luis Romero
Solano que otorgan las Juventudes Socialistas de la Provincia de
Cáceres. Resulta recurrente volver a aludir a la idoneidad de actos
de este tipo, así como resulta extemporáneo tener que salir al paso
de aquellos que no comparten que las familias necesiten ser
escuchadas, tratadas con cariño y sobre todo reconocidas.
Me traigo como bagaje las palabras
del cantaor flamenco Manuel Gerena que refiriéndose a una posible
redundancia nos enseñaba que lo que estábamos haciendo era
“recordar la memoria”.
Me quedo con los nervios. Me quedo
con los lloros. Me quedo con la amarga impresión de aquellos hijos
que rememorando a su padre asesinado son conscientes de que ellos
viven gracias al mal llamado espíritu cristiano de unos malhechores
que al ir a matar a toda la familia se “ apiadaron” porque había
muchos niños.
Me quedo también con esas mujeres que a la hora de pedir una
pensión de orfandad tenían que simular que no habían asesinado a
sus maridos si la querían percibir. Y la valentía de las que
prefirieron el hambre.
Me quedo con ese hombre de bien que llega a casa sin chaqueta pues se
la ha entregado a alguien que la necesitaba más que él.
Me quedo con el miedo vencido cuando sabes que el camino realizado no
ha sido inútil. Detrás ( y al lado) tenías a mucha gente honrada.
Son algunas muestras de individuos que no parecen ser tan peligrosos
como para tener el trágico final que tuvieron.
No me quedo con aquellas ínfulas de permanente venganza cuando
decidieron enterrar a un vecino reprimido a la puerta del cementerio
“ para que así pudieran pisar su tumba” todos los que quisieran
acceder al recinto sagrado.
No me quedo con la complicidad de los paisanos con aquellos
forasteros que hacían el “ trabajo sucio”. Esas pandillas de
forajidos que recorrían los pueblos atermorizando a los que no
pensaban como ellos.
Por eso los nacidos en democracia, los nietos que se preguntan ¿ qué
le pasó a mi abuelo? tuvieron este pasado fin de semana una
abundante respuesta. De nuevo, las lágrimas, tan necesarias.
Hijos
de la democracia ( El Periódico
Extremadura - 06/12/2014 )http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/hijos-democracia_842528.html
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