Bajo el eufemismo de la precampaña electoral se esconde la realidad
de que los políticos estamos imbuidos de una tensa preocupación por
la inminente escalada de actos, debates, propuestas,
declaraciones...que preceden a la próxima llamada a las urnas.
Los discursos parten de una base común única, que en el caso de los
socialistas es la necesidad de ideologizar la llamada al voto, a la
vez que insistir, una y otra vez, en la imprescindible movilización,
no sólo de la militancia, sino también de los simpatizantes.
Estamos cansados de luchar contra el escaso poder de atracción que
algunos pretenden generalizar para desprestigiar la importancia de la
dedicación a la cosa pública.
Si bien, en el caso de las europeas no se produce con la misma
intensidad que, por ejemplo en unas municipales, es cierto que en
ocasiones los escaños se obtienen por un estrecho margen que es el
que a posteriori configurará las mayorías. Es preciso por eso no
despreciar la fuerza de los oponentes y si además a esto se une la
pérdida paulatina de población, tiene como consecuencia que en
muchas localidades prácticamente va a haber que luchar, de nuevo,
por el voto a voto (o como se decía coloquialmente, recuperar el ir
“ puerta a puerta”).
Los socialistas somos un partido de gobierno, por consiguiente nos
debe caracterizar el hecho de que las numerosas ideas que trasladamos
a la ciudadanía tienen que convertirse en realidades. Conjugar la
emoción que vemos en los veteranos al escucharnos con la gratitud de
sentir que tu trabajo ha dado sus frutos. El objetivo de conseguir
mejorar las condiciones de vida de los vecinos se mueve de las líneas
escritas en los Boletines Oficiales al desenvolvimiento habitual de
sus vidas cotidianas.
Las nuevas dinámicas electorales condicionarán el deseo de buscar
nuevos pactos. Estamos en una sociedad multipartidista que asumimos
sin complejos pero sin renunciar a representar al mayor número de
ciudadanos. Debemos estar preparados buscando un equilibrio, entre la
salvaguarda de los principios esenciales que nos definen y todo
aquello que ayude a entender y a sumar a los que tienen otras ideas
que nos hará avanzar unidos.
No es suficiente tener un plan. La política es como el atletismo,
utilizando la metáfora del entrenamiento, los objetivos sólo se
consiguen con constancia y regularidad. Es importante la genética,
la clase y la calidad, pero sin trabajo diario nada es posible. Sin
dejar de lado que todo se puede ir al traste por un error: una mala
noche, una enfermedad, no seguir los consejos del entrenador e ir por
libre...También puede haber recaídas, lesiones... pero tras un
costoso proceso de recuperación de la forma, si eres capaz de coger
el ritmo adecuado, vuelves con los tuyos.
Ahora bien, esto se podrá llevar a cabo correctamente si,
parafraseando a Sor Lucía en unas declaraciones que le escuché
recientemente en un programa de televisión, los pastores vuelven
a oler a oveja.
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