AHÍTOS
Durante la semana pasada se nos insistía en que el Presidente del
Gobierno de Extremadura estaba “triunfando” en Madrid. El
denominado verso libre había realizado una campaña de promoción
que levantaba expectativas entre los medios de la capital.
Ahora bien, no está de más que, dando por supuesto que no estamos
ante un carácter flemático, pongamos las cosas en su sitio. Es
cierto que hablar de Extremadura fuera de nuestras fronteras
contribuye a que nos presten atención, pero no lo es menos que
cuando se lanzan mensajes se hagan con todas las consecuencias. Es
decir con la verdad por delante y no quedándonos a medias en los
planteamientos.
Buena parte de la culpa es posible que la tenga la falta de
información sobre nuestra realidad una vez que nos alejamos de ella.
Así, se puede decir y quedarse tan pancho, “que ha implantado la
Renta Básica” obviando comentar que pagarla, lo que se dice
pagarla, se está llevando a cabo en una mínima parte.
O llevado de la mano de la introspección precisar que no le
condiciona el apoyo de IU. Es decir que aquellas propuestas que
incluso puedan llegar a sobrepasar por la izquierda al PSOE son
meramente obra de su propio pensamiento personal (tras dos décadas
militando en un partido orgulloso de ser de derechas).
O trazar una imagen de una Comunidad pobre, desvalida, aquejada por
todos los males históricos y que por lo tanto necesita de la
compasión (otros la llamamos solidaridad) del resto de España. En
lugar de tratar de poner en valor las numerosas capacidades que
tienen los hombres y mujeres de esta región.
Esa iniquidad solo queda amparada en el deseo de llamar la atención
a toda costa. De convertirse en un altavoz de los estereotipos. De
lanzar la mano del diálogo para responder con actuaciones concretas
en la dirección opuesta: céntimo sanitario duplicado para contener
el déficit, televisión autonómica supuestamente plural, defensor
del “derecho de las mujeres a decidir” y ni siquiera hace una
llamada al máximo responsable del despropósito (y han pasado varios
meses), llamada al consenso en la financiación del Estado y lo
precede con la publicación de una balanza fiscal propia e
inventada....
En efecto, hemos quedado repletos de humo, de ese vapor que dicen que
echan ahora los cigarrillos eléctricos. Al parecer inicuo pero que
lleva asociado un símbolo de malas prácticas. Sea o no sea cierto.
Quedamos en definitiva ahítos.
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