miércoles, 16 de marzo de 2011

DEPORTE Y CIUDADANÍA

El domingo pasado, cerca de 1000 atletas procedentes de toda Extremadura, Portugal y de muchas otras partes de España participamos, bajo una intensa lluvia, en una convivencia deportiva: la media maratón de Mérida. Si nos centramos, por un lado, en los aspectos meramente competitivos, válidos, no sólo para las decenas de los primeros que realizan registros para los que hay que dedicarse muy intensamente, sino también para el resto, a los que, cada uno a su nivel, el esfuerzo les garantizó, en la mayoría de los casos, la satisfacción por el deber cumplido, hemos de concluir que el duro perfil de las calzadas emeritenses se compensaba ampliamente, con el deambular por espacios milenarios y el empuje de los animosos espectadores que no dejaban de impulsarnos hasta la meta.
Sin embargo, mi comentario de hoy quisiera situarlo en la esfera de los discursos. Me quedo con un detalle que escuché al alcalde de la ciudad, Ángel Calle. Se refería a que los esforzados deportistas habíamos realizado un auténtico ejercicio de ciudadanía. Habíamos corrido por puentes romanos y contemporáneos, por modernas avenidas y romanas calzadas, atravesado el circo, circulado bajo el acueducto de los Milagros, deslizado por las zonas nuevas de la ciudad y finalmente saludando al teatro y anfiteatro, junto al Museo nos dirigimos camino del templo de Diana, detrás de la alcazaba y los restos de Morerías hacia la plaza mayor donde nos acogían amigos, familiares y sorprendidos viandantes. Todo un lujo.
Sirvió además para consolidar a los que acaban de acercarse a nuestra disciplina. Fue curioso escuchar, después de los duros minutos de carrera, como algunos que debutaban te preguntaban cuando sería la próxima. Sirvió además para fomentar el turismo y el conocimiento de la tierra: al día siguiente, el dueño de un restaurante me comentó como algunos de sus clientes habían sido atletas de la media maratón o como, a modo de ejemplo, pude observar a varias familias haciendo fotografías en lugares emblemáticos, antes y después de la prueba. Sirvió finalmente, para recrear, una y otra vez, el paso de los kilómetros, la dureza de las pendientes, el horizonte perdido tras la lluvia en las amplias avenidas y/o puentes, la compañía cambiante, el que " hubiera pasado si..." y así hasta infinitos comentarios e imágenes que podemos ver en distintos foros. En fin, hasta la próxima.

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