domingo, 22 de agosto de 2010

BADAJOZ, CITA DEBIDA

El 15 de agosto, acudí a un acto que organiza cada año, desde hace décadas, la Agrupación Local del PSOE de Badajoz en el Cementerio de San Juan. Nos juntamos, como de costumbre, un nutrido grupo de personas a las que, pese a lo que algunos quieran ver, no nos invade la nostalgia,sino, al menos en mi caso, la obligación del recuerdo y el homenaje a las ideas de tantos españoles asesinados por la barbarie de sus paisanos. Y de eso tan simple se trata. De acordarnos de la vida de gente que fueron modelo de actuación pública para nosotros. De tener en nuestra memoria el ejemplo de la actitud de aquellos para los que la democracia y la libertad estaban dotadas de contenidos. De poner en valor la justicia para dirimir conflictos en lugar de la imposición, la violencia o el terror. De insistir, una y otra vez, que la mayoría no cayeron en los campos de batalla, sino que fueron víctimas de la más infame de las represiones, la que te atrapa por sorpresa y no te deja ni siquiera el débil recurso de la defensa dialéctica.
Este discurso carece de sentido ante los intolerantes. Ante aquellos que todavía piensan o se expresan dentro de la dinámica de "los unos y los otros", " el rojo y el azul", "la patria y la antipatria"... Seguirán diciendo que estamos resucitando no se qué fantasmas. Me interesa mucho más que cale entre la gente de izquierdas, entre aquellos tibios compañeros que aún hoy tratan de mirar para otro lado creyendo que estos temas son del siglo pasado. Que hay otras cuestiones más importantes y de las que merece la pena que nos ocupemos con más intensidad. ¡Cuánto se equivocan! No hay nada más importante que la ideología, que el ejemplo de cómo solucionar los problemas con la sensibilidad de los que nos antecedieron, del agradecimiento a aquellos que con su práctica nos abrieron el camino. Somos lo que somos gracias a ellos. Supieron estar a la altura en momentos terribles de crisis económica, supieron planificar a favor de los débiles y de los necesitados, supieron estar a la altura ante la presión de los denominados poderes fácticos, defendieron con su vida sus ideas. Evidentemente mucho más de lo que algunos de los que nos rodean estarían dispuestos a dar.

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