ESTRABISMO FUNCIONAL
Desde el punto de vista médico, el estrabismo funcional consiste en una falta de alineación de los ojos cuando no miran al mismo punto. Es decir, se puede llegar a mirar a dos sitios a la vez.
Esta última acepción es a la que me quiero referir hoy pero derivada a la situación política que estamos viviendo en Extremadura.
Por un lado, desde el PP da la sensación de que una vez constatada la imposibilidad de lograr la mayoría absoluta ansiada, ahora llega el momento, tras defender una victoria electoral incuestionable (al ser la primera fuerza política por número de escaños), de formar gobierno.
Cierto es, que habrá que dejar enfriar las reacciones más inmediatas, pero la obviedad evidente es que, y siento ser cansino o reiterativo, dado que lo vamos a escuchar cientos de veces en las próximas semanas: o bien se arrima a sus aliados naturales ( no olvidemos que VOX nace a la derecha del PP con dirigentes y votantes de ese Partido) o bien alude al compromiso y responsabilidad del PSOE.
Este último caso conlleva dos dificultades añadidas, a mi juicio: la falta de cultura política de pactos entre los dos grandes partidos en España y el condicionamiento por el enfrentamiento sempiterno en Madrid entre ambos. Por no entrar en el detalle de la opinión de militantes de ambos partidos que interiorizan con mucha más fuerza las diferencias. Por eso decimos que el PP ahora mismo, mira a dos sitios a la vez.
Por parte del PSOE nos encontramos con una situación similar. Por una parte, huérfanos de liderazgo (hasta la resolución del próximo Congreso Regional Extraordinario) se avecina una etapa muy rica para el debate y a la vez enormemente significativa para el resurgimiento y la fortaleza de un Partido que ha gobernado nuestra Comunidad durante buena parte de esta etapa democrática. Por no recordar el respaldo municipal que tiene al controlar muchos ayuntamientos y las dos Diputaciones.
En segundo lugar, la mirada del PSOE va hacia fuera. En multitud de ocasiones nos hemos centrado en la opinión de la militancia olvidando la de la ciudadanía y la de los votantes, que no tienen por qué coincidir. Ahora nos encontramos en la misma encrucijada, pero en el otro lado, que el PP: hay que preguntarse qué es lo mejor para Extremadura, ¿ queremos un gobierno influido y mediatizado por las políticas de la extrema derecha? O bien, ¿creemos que es posible condicionar desde fuera las políticas del PP aportando ( y no dudando que se acepten) nuestras sugerencias?
Aquí también nos vamos a encontrar a un PSOE con estrabismo: mirando a dos lados a la vez.
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