domingo, 3 de noviembre de 2024
PRIMACÍA
Los historiadores de la vida interna de los partidos, fundamentalmente de los de izquierdas como el PSOE, suelen analizar la colisión que existe entre anteponer la primacía de la unidad a la diversidad de las miembros, pensamientos y planteamientos de las organizaciones.
Este debate, que puede ser extrapolable a muchos otros colectivos, queda, a mi juicio, desdibujado cuando no se afronta desde la posibilidad de afrontar ambos posicionamientos.
Un partido, en cualquiera de los niveles territoriales en los que nos fijemos, puede mostrar su gran fortaleza aunando las dos cuestiones aquí esbozadas.
Desde la unidad que es lo que nos mantiene juntos, pero también desde la consciencia de que hay elementos en los que, desde el respeto, cada uno pude tener una mirada diferente.
Evidentemente debe haber muchos más puntos que nos unen que los que nos separan. En caso contrario no estaríamos en el mismo Partido. Pero, al mismo tiempo, siempre he creído que enriquece poder contar con alguien ( o algunos) que no manifiestan una adhesión inquebrantable ni al líder ni a las opiniones mayoritarias.
Lo importante, entiendo, es que se les puedan escuchar y en su caso incorporar al bagaje político de los que dirigen, ocasionalmente, las organizaciones.
Digo esto, porque me parece que el hecho de aparentar monolistismo y no poder tener la oportunidad de añadir elementos discrepantes debilita, sobre todo de cara al exterior, las intenciones de expansión de las iniciativas que se pretendan llevar a cabo.
Y esto es, entre otras muchas razones, porque en todas las organizaciones de masas o al menos en colectivos de amplia magnitud, es obvio que hay gente muy válida para cualquier aspecto o tema que se quiera tratar.
Y es, asimismo obvio que tanta gente no pueden ( ni posiblemente deban) expresarse siempre e insisto en el concepto de “ siempre” en el mismo sentido.
Colaborar, incorporar, escuchar… contar con equipos diversos hace, y ese es el objetivo de este artículo, que podamos tener partidos, organizaciones, asociaciones o colectivos que puedan aportar medidas en las que se sientan identificadas un número mayor de personas.
Antes se denominaba a este tipo de decisiones, integración. Yo añadiría, inteligencia. Y es que la habilidad de un líder no es sentirse adulado permanentemente por aquellos que, como decía el cuento, “ no se atreven a decirle al rey que va desnudo”, sino por el contrario, contaremos con mucha más potencia de acción, cuando escenifiquemos la unidad dentro de la diversidad.
Por consiguiente, en esta lucha de primacías yo me quedo con el punto de encuentro que supone contar con el mayor número posible de opiniones, personas, ideas y actuaciones.
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