El fin de semana pasado se celebraron en
Navas del Madroño, organizadas por la Consejería de Educación y Empleo, unas
Jornadas que trataban de ver la importancia de la denominada Memoria Histórica
en la Educación.
A mi me invitaron para que les hablara de
la presencia de estos temas en la nueva Ley de Memoria Histórica y Democrática
de Extremadura.
Comenzamos por precisar todo el proceso
participativo que nos había llevado a ver plasmada en el DOE una nueva norma,
ajena a los partidismos, dado que su punto de partida fue el compromiso en la
redacción del borrador de Asociaciones, Universidad de Extremadura y técnicos
de la Consejería de Cultura e Igualdad.
Pero lo más importante, a mi juicio, en
esta ocasión, era trasladar al profesorado la intención, lejana de estereotipos
adoctrinadores, de que la Ley, en su capítulo III y en su artículo 49, lo que
pretendía en realidad, era que nuestro alumnado sea capaz de diferenciar una
Dictadura de una Democracia, valorar el pluripartidismo, la presencia de la
mujer en la vida pública… y, en definitiva, los ideales de libertad y
tolerancia. Vamos, algo así como una educación en valores, tan necesitada en
épocas en las que la intransigencia o el recorte de Derechos Humanos se nos
antoja un peligro inminente.
Para evitar, por lo tanto, la ignorancia de muchos jóvenes, es
preciso no solamente incluir estos temas en el currículum académico, sino dotar
a sus profesores de materiales y herramientas didácticas para poderlo llevar a
cabo.
Así, contenidos junto a herramientas de
evaluación y sistemas que puedan conectar las distintas etapas con la necesaria
implicación de la Universidad, nos parecían idóneas para cumplir estos
objetivos.
Del mismo modo, tenemos que implementar,
como sucede en otros países de Europa, la realización de actividades
extraescolares, donde toda la comunidad educativa pueda ver in situ los
denominados lugares de la Memoria. Así, podrían juzgar con sus propios ojos
parte de nuestra Historia reciente. En Extremadura tenemos un elevado número de
ejemplos para poner en práctica esta metodología.
Es cierto que los conceptos de Historia y
Memoria pueden entrar en colisión para algunos expertos, pero no lo es menos
que en la Educación representa un pilar importante el conocimiento de nuestro
pasado: tanto el más lejano como el más próximo.
No dejemos que nos atemorice la
culpabilidad del presunto sesgo ideológico del que se pretende acusar, desde la
mala fe de aquellos que no confían en la profesionalidad de los profesores.
Enseñemos a vivir en Democracia y a valorar lo conseguido.
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