En el ecuador de la legislatura es
preciso hacer balance. En el caso que nos ocupa, al margen del Debate del
Estado de la Región, lo fundamental está en situar el centro de nuestra
atención en una mirada reflexiva hacia atrás. La memoria, siempre se ha dicho
que es muy selectiva. Pero, nadie en su sano juicio, desearía volver a la
situación en la que se encontraba Extremadura entre el 2011 y el 2015. ¡Qué
horror!
Daba igual donde te dirigieras para
comprobar el caos, el desorden, el atraso, la improvisación, las políticas del
marketing, el humo o la veneración a la imagen fatua.
Picos de desempleo, aumento de horas de
trabajo en los funcionarios y su correspondientes pérdidas de salario, la
educación y la sanidad en otros momentos, santos y señas de nuestra Comunidad
cayendo en picado. Ni siquiera había proyectos “estrellas” más allá del cambio
de denominación de la Junta por Gobex o de la ridícula apuesta por otra
coloración en las rotulaciones.
Han pasado dos años del gobierno, de
infausto recuerdo, de Monago, y es cierto que las cosas no marchan como a todos
nos gustaría. Pero no lo es menos que hemos tenido que perder mucho tiempo en
deshacer entuertos.
Es cierto, no obstante, que ha vuelto la
alegría a nuestras calles y aunque de
ilusión no se vive, se ha podido, al menos, enderezar el rumbo.
Puede resultar cansino recordar algunas
cuestiones pero, pregunten a los afectados, ellos les dirán si están mejor o
peor. La recuperación del transporte escolar y de los libros de texto
gratuitos, cercenados durante el gobierno de la derecha extremeña, la apertura
de las urgencias rurales que tanto daño hizo a la gente de los pueblos la
ominosa decisión de cerrarlas, la lucha contra los desahucios, que no tienen
nada que ver con la situación heredada del cuatrienio negro, la transparencia
en la gestión sanitaria, luchando ferozmente contra las dificultades causadas
por la oscurantista etapa anterior…
En definitiva, dos años dándole la vuelta
a Extremadura, saneando para coger las fuerzas y el impulso necesario con el
que coger fuerza para lograr que las políticas socialistas, de izquierda,
vuelvan de nuevo a consolidarse en la región. Contigo, Guillermo.
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