El PSOE, durante toda su Historia, ha
conocido la victoria en numerosas convocatorias electorales a todos los
niveles: municipales, autonómicas y nacionales, está en crisis. Nadie lo duda.
Lo principal es emitir un acertado diagnóstico para poder ponerle pronto cura.
Distinto es calcular la trascendencia y las causas del mal. Pues no en todos
los sitios le va de la misma manera: hay zonas de España donde es habitual que
sobrepase el 30% de los votos y en otras donde no llega al 15%. Hay sitios
donde una y otra vez es la primera fuerza y otros donde ha pasado a ser la 3ª o
la 4ª.
Por eso llama la atención escuchar el
anuncio de algunos aspirantes a dirigirlo, cuando señalan e insisten en
proclamarlo: que la gente nos ha dado la espalda porque se han equivocado.
Negamos esta sentencia. La gente, así en abstracto, no se equivoca. Se habrán
equivocado los dirigentes del Partido o el propio PSOE en la toma de algunas
decisiones. O será que no hemos tenido líderes en los últimos años que hayan
sido lo suficientemente convincentes más allá de declaraciones grandilocuentes
o proclamas genéricas.
Por eso ahora se habla de proyectos. De
bagajes. De experiencias previas y de trayectorias de éxito. Por eso ahora, es
el momento de poner en valor el trabajo que están realizando nuestros diputados
en el Congreso. Sólo recordar los logros recientes, como la lucha contra la
pobreza energética o el tema de las cláusulas suelo, serían motivos para
declarar que estamos de nuevo en la senda de la izquierda.
Me gustaría que, tras estos procesos
congresuales, podamos comportarnos como buena parte de los países de nuestro
entorno. Allí, tras la celebración de primarias o comicios internos, los
partidos socialistas salen unidos. Salen a las elecciones con ganas de vencer.
De ser útiles a la ciudadanía. Tratando de contar con lo mejor de cada casa.
Tratando de hacer ver que lo que nos aglutina son los valores progresistas y
que, lo que nos separa son los intereses personales. Evidentemente mucho más
mediáticos.
Por lo tanto, pongámonos en marcha. El
reto, como siempre, es ganar elecciones. No nos cansaremos de repetir que el
Poder por sí sólo no tiene sentido. Únicamente se puede considerar
satisfactorio si va a acompañado de medidas concretas, que posibiliten la
mejora de las condiciones de vida de nuestros paisanos. Prometer para cumplir.
Tengamos presente el ejemplo de Trump y luchemos para combatirlo. Creímos que
eran simples peroratas de mitin y mira…
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