FRENTES
A algunos les resulta incómodo escucharlo, pero a mí me
enorgullece: soy de izquierdas. A algunos le parecen más importantes
las ideas que las ideologías, yo soy consciente que mi ideología
lleva aparejado la lucha por hacer realidad las mejores ideas.
Por eso habría que dejar al margen los complejos. Ver qué es lo que
facilita que pactemos con las orillas más próximas. Recientemente
desde el PSOE se ha hecho el anuncio de que se aspira a ser el
referente de la izquierda en España. Y me parece un excepcional
planteamiento. Para ello tendremos que aglutinar al mayor número de
colectivos sociales que comulgan con nuestra forma de ver la vida y
que nos van a exigir, digámoslo en lenguaje coloquial, “obras son
amores”.
Esta compañía tiene un denominador común, legítimo en democracia:
la animadversión por las políticas conservadoras, la no abstención
ante lo que haga la derecha, la puesta en práctica de los discursos
que tanto han enaltecido al Partido cuando era una formación de
masas.
Creo que desde el respeto a los miles de seguidores de eso que ahora
han dado en llamar populismos (no es posible que tanta gente esté
equivocada) y que impregna de utopías los mensajes que trasladan, se
pueden construir muchas cosas sensatas. No olvidemos que,
precisamente, desde la utopía, desde el deseo de cambiar el mundo,
desde la rebeldía ante lo que nos desagrada, han acontecido los
principales avances de las sociedades contemporáneas.
Otro pilar que contribuye al sostén del edificio es el diálogo
social. La derecha extremeña en un desesperado amago de deslegitimar
a estos agentes los califica de mosqueteros. No soportan la idea de
que mantenerla en lugar de enmendarla no es el mejor ejemplo. No
soportan el hecho de que los sindicatos, con sus aciertos y sus
errores, son los instrumentos con los que nos hemos dotado para
expresar de manera genuina y no partidista la defensa de los
intereses de los trabajadores. Sería bueno que si no les convence el
modelo, lo digan claramente y planteen la alternativa que se esconde
bajo sus oscuros intereses: la consolidación del Estado liberal
donde domine la ley de la selva, suavizada por la caridad que
amortigua sus dolidas conciencias y que posibilita que sus repletos
estómagos puedan hacer tranquilamente la digestión de sus continuos
desmanes.
Los frentes, pese a que se pretenda cambiar su significado, son
positivos: llevan consigo la huida del aislamiento, del deseo de
creerte que tú sólo eres el mejor y además infalible. También te
obliga a ceder y aumenta, sin duda, las conquistas de todo tipo de
libertades y derechos.
Frentes
( El Periódico
Extremadura - 20/09/2014 )l
No hay comentarios:
Publicar un comentario