lunes, 20 de febrero de 2012

RENOVANDO

Ahora que parece oportuno recurrir en política al debate sobre la renovación, incluyendo tópicos como la edad, la continuidad, la experiencia, la aportación o nó del trabajo o la mera presencia figurativa, la competencia... viene a cuento echar una mirada atrás a la Historia reciente, en nuestro caso del socialismo español.
Y hacemos esta introducción porque 30 años en historia política en el mundo en el que nos desenvolvemos es una barbaridad. Nuestros jóvenes apenas recuerdan el nombre de dirigentes y responsables públicos de la última legislatura. Lamentablemente sólo permanecen en la memoria la presencia de aquellos que, de vez en cuando, aparecen en los medios de comunicación. El resto está condenado al olvido. Ni siquiera da tiempo a que aparezcan en los libros de texto y la información es tan cambiante que no da pie a la consolidación de referentes una vez que abandonan la primera fila del protagonismo mediático. No se puede hacer atractivo la búsqueda del voto de estas generaciones que, poco a poco, se van incorporando a la emisión del sufragio, sin hacerles partícipes de lo que se ha realizado antes para impulsarles a solicitar lo que se pretende conseguir en el futuro próximo.
Así, durante la Transición ( incluso años atrás) en el PSOE se hicieron públicas las controversias entre dos grandes grupos: los denominados históricos ( que traían como herencia su pasado en la etapa republicana) y los renovadores ( que llevaban consigo la fuerza de la juventud y el deseo de cambio inmediato frente a la Dictadura).
Además otra característica que definía a los renovadores era su deseo de aglutinar a buena parte de la izquierda española para derrotar a la dictadura. Frente a los históricos caracterizados por un sempiterno anticomunismo, fruto de los frecuentes encontronazos desde finales de la Guerra Civil.
Pues bien, con el paso del tiempo, nos encontramos en que, por arte de birlibirloque, muchos de los entonces renovadores se convierten ahora en históricos. Es el sino de los tiempos. Y a los renovadores se les acusa, en no menos ocasiones, de representar el pasado.
Para poder entender esta disquisición hay que partir de la base del significado de la renovación. Renovar es volver a hacer nuevo lo que, tiempo ha, lo fue. Y, a modo de ejemplo, en el caso del acercamiento de las fuerzas de izquierdas esa experiencia ya ha existido. Y, por supuesto, como hemos mostrado, también la contraria.
¿ Habrá alguien auténticamente renovador? ¿Habrá algo que renovar? Esperemos que sí.

1 comentario:

  1. Queda mucho por hacer, querido amigo, sobre todo, en lo que a método se refiere; a método y contenido. Por lo demás, ya sabes, como reza el famoso aforismo: nada nuevo bajo el sol... todo es vanidad y correr tras el viento, somos humanos.

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