La semana pasada una llamada de teléfono me paralizó. El forense Paco Etxeberria me decía: “Fernando: han aparecido los restos en la mina. Felicidades. Gran noticia”.
Horas después mi voz se entrecortó al encontrarme, a la entrada de una de las bocas de la mina La Paloma, en Zarza la Mayor, con María. Como han recogido los medios de comunicación era un bebé cuando asesinaron a su padre. Lleva toda una vida buscándole junto al resto de al menos otras 20 personas. Y hemos empezado a encontrarlos.
Tras un intenso trabajo, financiado por la Diputación de Cáceres y en colaboración con la Universidad de Extremadura, ha sido, en esta tercera fase cuando se ha comenzado a ver la luz en el fondo del pozo.
Un impresionante y espectacular despliegue técnico y humano lo ha hecho posible. Las familias han sido determinantes a la hora de definir las líneas principales de investigación. Y allí estaban ahora. Y de allí apenas se han movido estos días.
Las didácticas explicaciones de los profesionales que han participado en el rescate de los cuerpos han servido de bálsamo y consuelo para todos.
Pero no hemos terminado. Continuaremos en esta ardua y a la vez gratificante labor de profundización en la Memoria Democrática. Muchos todavía no son conscientes que no estamos recuperando víctimas de la guerra civil. Los asesinados en la mina La Paloma son un claro ejemplo de violación de los derechos humanos, ya que no murieron como consecuencia de ningún acto bélico, ni en ningún frente de batalla.
Más aún ahora, con la derogación de la ley autonómica que bajo el disfraz de luchar por todas las víctimas pretenden manipular lo que se viene haciendo hasta la fecha. A las personas que encontramos en fosas comunes, cunetas, minas… no les preguntamos la ideología. Recuperamos sus restos y se los entregamos a las familias.
Todos estos críticos, fundamentalmente a través de las redes sociales, que insisten en el olvido ( cuando no en el miserable desprecio al apuntar “algo habrán hecho”), ¿dejarían a sus padres, hermanos, familiares… en el fondo de una mina con tal de pasar página?
Con la nueva ley se dice que se van a continuar las exhumaciones, pero eso ya lo estábamos haciendo, ¿ por qué, pues cambiar la ley actual? ¿ por qué no profundizar en su desarrollo? ¿ por qué hacen desaparecer del texto a las Asociaciones de Memoria y a las de familiares de las víctimas?
Por muchas razones como las que esgrimimos entendemos que el recurso que se pondrá ante el Tribunal Constitucional tiene mucho sentido. La cuestión fundamental es el evidente silencio, cuando no oposición, a la promoción de los valores democráticos.
Democracia, concepto que había conseguido en las últimas décadas aglutinar el mayor consenso, ahora queda ninguneado al no contrarrestarlo ( ni se la menciona) con la Dictadura.
Por todo ello, nada es lo que parece ser, aunque a veces, sí es lo que parece ser.
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