domingo, 19 de octubre de 2025

¿NADA ES LO QUE PARECE?

 


La semana pasada una llamada de teléfono me paralizó. El forense Paco Etxeberria me decía: “Fernando: han aparecido los restos en la mina. Felicidades. Gran noticia”.

Horas después mi voz se entrecortó al encontrarme, a la entrada de una de las bocas de la mina La Paloma, en Zarza la Mayor, con María. Como han recogido los medios de comunicación era un bebé cuando asesinaron a su padre. Lleva toda una vida buscándole junto al resto de al menos otras 20 personas. Y hemos empezado a encontrarlos.

Tras un intenso trabajo, financiado por la Diputación de Cáceres y en colaboración con la Universidad de Extremadura, ha sido, en esta tercera fase cuando se ha comenzado a ver la luz en el fondo del pozo.

Un impresionante y espectacular despliegue técnico y humano lo ha hecho posible. Las familias han sido determinantes a la hora de definir las líneas principales de investigación. Y allí estaban ahora. Y de allí apenas se han movido estos días.

Las didácticas explicaciones de los profesionales que han participado en el rescate de los cuerpos han servido de bálsamo y consuelo para todos.

Pero no hemos terminado. Continuaremos en esta ardua y a la vez gratificante labor de profundización en la Memoria Democrática. Muchos todavía no son conscientes que no estamos recuperando víctimas de la guerra civil. Los asesinados en la mina La Paloma son un claro ejemplo de violación de los derechos humanos, ya que no murieron como consecuencia de ningún acto bélico, ni en ningún frente de batalla.

Más aún ahora, con la derogación de la ley autonómica que bajo el disfraz de luchar por todas las víctimas pretenden manipular lo que se viene haciendo hasta la fecha. A las personas que encontramos en fosas comunes, cunetas, minas… no les preguntamos la ideología. Recuperamos sus restos y se los entregamos a las familias.

Todos estos críticos, fundamentalmente a través de las redes sociales, que insisten en el olvido ( cuando no en el miserable desprecio al apuntar “algo habrán hecho”), ¿dejarían a sus padres, hermanos, familiares… en el fondo de una mina con tal de pasar página?

Con la nueva ley se dice que se van a continuar las exhumaciones, pero eso ya lo estábamos haciendo, ¿ por qué, pues cambiar la ley actual? ¿ por qué no profundizar en su desarrollo? ¿ por qué hacen desaparecer del texto a las Asociaciones de Memoria y a las de familiares de las víctimas?

Por muchas razones como las que esgrimimos entendemos que el recurso que se pondrá ante el Tribunal Constitucional tiene mucho sentido. La cuestión fundamental es el evidente silencio, cuando no oposición, a la promoción de los valores democráticos.

Democracia, concepto que había conseguido en las últimas décadas aglutinar el mayor consenso, ahora queda ninguneado al no contrarrestarlo ( ni se la menciona) con la Dictadura.

Por todo ello, nada es lo que parece ser, aunque a veces, sí es lo que parece ser.

 

domingo, 12 de octubre de 2025

IMANTAR

 

IMANTAR

Ha dado la casualidad de que, días después de intervenir en Guatemala, dentro de la Red de Memoria, Paz y Resolución de conflictos, a mi llegada a Cáceres, me encuentre con el despropósito de la derogación de la ley de Memoria Histórica y Democrática de Extremadura.

A ello se le une el impresionante rescate de los cuerpos de los asesinados en la mina La Paloma de Zarza la Mayor. Pero este hecho, por su trascendencia, merece un artículo monográfico.

Y digo esto pues, ha quedado demostrado, cómo hemos conseguido magnetizar a muchos de nuestros compañeros de otras latitudes con la necesidad de la formación en Memoria Democrática para los servidores públicos que vamos a implementar desde la Diputación de Cáceres. Basada fundamentalmente en el conocimiento de la legislación vigente en la materia, así como en la aplicación de los derechos y obligaciones que lleva consigo.

Porque es evidente que sin Memoria no hay Paz y lo expresan desde lugares donde se buscan lugares seguros para trabajar la Memoria ya que hay espacios y sectores donde no se puede hacer.

Durante unos días, jueces, profesores universitarios, responsables de Museos de Memoria y de Fundaciones, así como representantes institucionales hemos debatido sobre las Comisiones de la Verdad, la importancia de los archivos, museos y sitios de Memoria, los retos forenses en la recuperación de las personas desaparecidas, el diálogo para la paz y la mediación o la formación de los servidores públicos en verdad y memoria.

Todo ello bajo el paraguas de la educación en derechos humanos. Mientras, las derechas niegan la existencia de conflictos recientes dentro de un presentismo en el que sólo parece interesarles el presente y el futuro buscando la disputa entre la Memoria y la Verdad.

De este modo, tenemos ejemplos como el de Paraguay donde han conseguido convertir los denominados “Archivos del Terror” en un Museo de la Memoria o el intento de rescate de los documentos que atestiguan la represión en Guatemala con su consiguiente preservación. Aquí en España nos están siendo de suma utilidad los Expedientes de Responsabilidades Políticas que podemos consultar en los Archivos Provinciales y que sirven de mucho consuelo a los familiares de los asesinados, torturados o encarcelados. Muy destacable fue el ejemplo de un nieto de las “Madres de la plaza de Mayo” argentinas que nos narró su espeluznante experiencia vital.

Precisamente en ese aspecto también se hizo mucho hincapié, pues se rubricó la demanda de soporte psicológico y emocional tanto para las familias como para los forenses que se encuentran con los restos de los desaparecidos. Se ha atestiguado que las familias de las víctimas cuando exhuman a los asesinados empiezan a mirar hacia arriba. Todo lo contrario de las de los que justifican estos asesinatos que pasan de tener la mirada alta a girar la vista hacia el suelo,

Con respecto a las Comisiones de la Verdad, sería bueno recoger las experiencias de varios países latinoamericanos o la más cercana a nosotros como la de Navarra. En esta línea de actuación habría que facilitar la labor a los medios de comunicación ( muy amenazados en algunos países), así como elevar la producción de conocimiento y la evaluación de la formación a los organismos internacionales.

En definitiva, hemos definido una brújula ética para continuar apostando por la defensa de los Derechos Humanos.