La izquierda y la derecha no pueden ser
nunca lo mismo. En muchas ocasiones la ciudadanía nos pide a los políticos que
nos entendamos. Que busquemos el bien común. Que nos esforcemos por
conjuntarnos en torno a los intereses generales. Que hay cuestiones en las que
no caben los matices. Y tienen razón.
Sin embargo, en políticas del día a día.
En el diseño del contexto que rodea la cosa pública, queda claro las enormes
diferencias de concepto.
Lo acabamos de vivir en la discusión del
debate a la enmienda a la totalidad
sobre los Presupuestos regionales que la derecha extremeña ha presentado
el lunes pasado en el Pleno de la Asamblea.
Allí, si quisiéramos entrar en la letra
pequeña, encontraríamos dos modelos sustancialmente diversos. El que se
preocupa por las rotondas ( el Partido Popular) y el que centra la atención en
las condiciones de vida de las personas ( el grupo parlamentario PSOE-SIEX).
No es un tema baladí. Si desmenuzas el
contenido de los proyectos, es fácilmente percatable el interés de la izquierda
por aumentar los recursos destinados a políticas sociales. Posiblemente, en
detrimento o no priorizando la puesta en marcha de otro tipo de necesidades
menos perentorias.
Por esa razón, sí que es un timo lo que
defiende el expresidente Monago. Habla de una forma insistentemente crítica
sobre un modelo que no comparte: el que significa recuperar derechos y procurar
que las clases medias y trabajadoras vuelvan a estar en el objetivo de la
Hacienda extremeña. Y decimos que es un timo, pues dedica todo su tiempo a
intentar desprestigiar la defensa de los más débiles. No es capaz ( pese al
teatro que le empuja a escenificar su no propuesta) de defender una alternativa
al acuerdo, al consenso, al diálogo entre las fuerzas progresistas de la
región. Si ahora somos capaces de entendernos en torno a una manera de concebir
el servicio público, deberían dejar hacer, en lugar de entorpecer.
No creo que el ruido sea la mejor manera
de volver a la escena.
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