martes, 28 de junio de 2016

POLÍTICA DEPORTIVA


En ocasiones trabajo y pasión se unen. Es lo que me ha sucedido hace unos días cuando he tenido el gusto de participar en un debate sobre política deportiva. De esta forma, algo más que una de las aficiones que me acompaña en mi vida, el deporte (en mi caso el atletismo), se relaciona con la actividad pública y encima en un entorno que no podría ser más acogedor para mí: la Universidad de Extremadura.
Excelente iniciativa del Colegio de Licenciados en Educación Física que ha impulsado un torrente de ideas en torno, entre otras cosas, al futuro laboral de su colectivo. Hemos podido disfrutar del intercambio de opiniones, no únicamente sobre aspectos, eminentemente técnicos como la regulación de las profesiones relacionadas con las Ciencias del Deporte, sino también con cuestiones, que como profesor, docente y sobre todo amante del ejercicio, me interesan muchísimo: el deporte como vía para la salud. El deporte como instrumento de cultura. Como elemento de lucha contra la obesidad infantil  y juvenil. Como elemento catalizador del ocio y generador de riqueza y empleo.
Sin embargo, al margen de la opinión de los políticos, siempre es mucho más revelador, escuchar a los profesionales. A la gente que ha hecho de la actividad física una parte importante de sus preocupaciones (y no sólo laborales). Ellos son los que, a pie de tierra, te enseñan, te corrigen, te ilustran, te demuestran la diferencia entre el despacho y la realidad. Pero a la vez, es el momento ideal para que escuchen el recorrido, que guste más o menos, lleva la burocracia, los caminos de la Administración, el cumplimiento de normas y leyes, la pelea contra la impaciencia que generan los tiempos de espera…
Es, sobre todo, en el mundo de la educación, donde se empieza a germinar la semilla que luego puede llevar con mayor éxito al desarrollo de la creación de una cultura que haga posible que el ejercicio, el deporte (ya sea de base o de élite) y la simpe actividad física diaria moderada formen parte de nuestras rutinas diarias.

La creación de elementos diferenciadores en los currículum, la inclusión de cláusulas sociales en la elaboración de contratos para las empresas y asociaciones que se quieren dedicar a esto, la necesidad de asumir la importancia de la materia para no relegarla al cajón de las prescindibles, deben ser la guía y el referente en el que nos tengamos que mover todos aquellos a los que el deseo, a veces, nos empuja, más fuerte que la tozuda certidumbre de las costumbres.

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