RODOLFO LlOPIS
Hace unos días y dentro de las actividades que realiza la Fundación
CIVES, presidida por el extremeño Victorino Mayoral, presentamos en
Cáceres un libro sobre la figura de Rodolfo Llopis. Y lo
hicimos en su doble vertiente de pedagogo y político. Hablamos del
ayer y del hoy.
Para ello qué mejor introducción que la que realizó el Secretario
General de los socialistas cacereños. Miguel Ángel Morales,
quien precisamente tuvo recuerdos para un personaje que desempeñó
un papel primordial en los distintos Congresos que el PSOE celebró
en el exilio, al mismo tiempo que realizó un feliz paralelismo con
una fecha recientemente recordada por todos nosotros: el 28 de
octubre de 1982. Onomástica con la que muchos piensan que comenzó,
de verdad, la Democracia en España, tras casi 40 años de Dictadura.
No quiso obviar las enormes diferencias, peleas intelectuales que no
divisiones internas por motivos personales, que tuvo que padecer. Así
como remachó que el Partido no es de nadie en particular,
sino de todos sus militantes y votantes.
El núcleo de las intervenciones estuvo en el profesor Alfredo
Liébana, uno de los autores del libro que insistió mucho en la
gestión de Llopis. Un auténtico líder en su época pero cuyo éxito
fue ocasionado fundamentalmente porque supo rodearse de un gran
equipo: 30 años al frente de la Secretaría General del PSOE y casi
20 en la de la FETE.
Ha sido considerado un “maestro de maestros” con una
impresionante formación, tanto en España como en Europa y señaló
que fue capaz de conseguir que la prensa generalista hablara de
educación, más allá de las anécdotas o de los tópicos
estacionales.
Entre sus méritos nos encontramos todavía en muchas poblaciones
extremeñas las añoradas “escuelas de la República”
construcciones a la vanguardia de la arquitectura de la época y que
fueron edificadas por miles en nuestro territorio. Este tipo de
iniciativas contribuyó además a aminorar un paro galopante,
terrible para una sociedad con pocas coberturas sociales, así como a
dinamizar la economía estableciendo una prioridad en el gasto del
Estado con la colaboración de los Ayuntamientos.
Tuvo un papel crucial en la discusión constitucional sobre los
nuevos modelos de enseñanza y si tuviéramos que destacar aspectos
que marcaron una época haríamos alusión a la consecución, por
fin, de la escuela unificada, a la profusión de becas que
posibilitaron que miles de hijos de familias humildes tuvieran acceso
a la más elemental educación y a su posterior desarrollo, a la
dignificación de la figura del maestro y la remodelación de los
planes de estudio de Magisterio o al impulso de la laicidad (lejos de
la radicalidad interesada con la que se ha pretendido maquillar
cuando no tergiversar este concepto).
No quisiera olvidarme de otra característica tan necesaria en
nuestros días para los políticos que llegan a las instituciones:
fue un gran orador. El poder de la palabra, su transmisión y
capacidad de persuasión son determinantes para convencer, incluso a
tus adversarios de la oportunidad de tus planteamientos.
Y sin embargo, Fernando, la historia -me refiero al congreso de Suresnes- nos lo mostró como una rémora del pasado que no aceptaba de buen grado el cambio que proponían entonces los jóvenes socialistas del interior -el grupo sevillano-. Hoy es un personaje muy olvidado, o eso creo al menos, y es muy loable la iniciativa de ese libro del hablas.
ResponderEliminarUn saludo cordial, Javier.
En efecto Javier, por esa razón, por un lado el PSOE realizó hace años un acto de reconocimiento a la figura de Llopis y de otros insignes socialistas y ahora este grupo de profesores nos acercan al conocimiento de su perfil como pedagogo y político.da pena cómo muchos sólo se han quedado con su última etapa.
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