lunes, 7 de octubre de 2013

EL PODER DE LA MEMORIA

De nuevo, voy a abordar un tema relacionado con aspectos que me apasionan: la Historia reciente, contemporánea o cómo nos enseñaron en la Universidad: la vinculada al tiempo presente. Independientemente de las simpatías que represente expresar determinadas opiniones, las cuales pueden ser rebatidas siempre con argumentos, si bien en numerosas ocasiones se prefiere distanciarse del debate, enrocarse y soltar la descalificación sistémica. Para ello quisiera valerme de algunos ejemplos que identifican lo que significa, a mi juicio, el poder de la memoria. Hace varias semanas unas obras de remodelación del Congreso de los Diputados sellaron en el techo las huellas de los disparos de los golpistas del 23-F. Ya sé que para muchos puede ser tan sólo una anécdota. Soy consciente de que para otros tantos se había convertido en parte del ritual de un recorrido semiturístico cuando se visitaba la Cámara Baja.. Sin embargo para muchos otros era el testigo que nos recordaba cómo la barbarie ha estado cerca de nosotros no hace tanto tiempo. Cómo la ansiada Democracia estuvo tambaleante casi ayer. Cómo los desaforados gritos de aquéllos que cuestionan la labor de los políticos pueden reproducirse gracias a que todo aquello se abortó. Y por eso me hubiera gustado una condena más unánime a ese desafortunado accidente. Otra muestra de nostalgia criticada con suavidad por determinados dirigentes es el alarde de algunos componentes de las nuevas generaciones de la derecha simulando su analogía fascista (con símbolos, ademanes....). En este caso a algunos nos dan a entender que se puede tener nostalgia por la herencia que el franquismo dejó. O bien que, aunque nos pese, existe un cuerpo social que lo defiende. O que para no atragantarnos quieren que sirva de simple excusa el alegato a la inmadurez de quienes así actúan. A lo mejor es que les cuesta reconocer de manera implícita su frontal desacuerdo. En definitiva, creo que la mayoría de los españoles tenemos algo en común: nuestro aprecio (en ocasiones no muy bien valorado) sobre lo que significa la Democracia frente a lo que supuso la Dictadura. Es verdad que es posible que necesitemos quizás hacer un especial esfuerzo de pedagogía entre los jóvenes. Algo a lo que parece no estar convencido el gobierno de la derecha cuando elimina (frente a lo que es habitual en el resto de Europa) la asignatura de Educación Para la Ciudadanía. Pero en fin, cierto es que hubo un momento en que muchos renunciaron a sus principios porque entendieron que lo prioritario para España, en un momento complicado como fueron los primeros años 80, eran resguardar ante todo la libertad y luchar por la igualdad. Tenía que llover como nos recordaba nuestro paisano. A cántaros. El poder de la memoria ( El Periódico Extremadura - 05/10/2013

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