Sirva de pretexto el título que encabeza
estas líneas para retomar mis artículos de opinión semanales. He querido
significarlo en la fiesta que disfruté el pasado sábado en Talaván, donde miles
de paisanos, venidos fundamentalmente de los pueblos de la Mancomunidad
Tajo-Salor, pudimos apreciar lo que es un auténtico ritual de convivencia en
los pueblos extremeños.
Claro que sí. Desde primeras horas de la
mañana era un continuo ir y venir de
organizadores, participantes, visitantes… que alcanzó su cenit alrededor del
mediodía, donde nos juntamos un elevado número de personas ansiosos por
recorrer puestos, degustar las tencas, establecer interminables conversaciones
y pausados paseos.
Al margen de las ceremonias de
premiación, de los contactos con los galardonados, de las entrevistas con las
autoridades… qué duda cabe que el buen hacer de aquellos que se implican
buscando meramente el bienestar de sus vecinos quedó sobradamente recompensado.
Es el palmario homenaje a alcaldes y
concejales que imbricados con sus pueblos, reparten sonrisas y abrazos y se
estimulan con las críticas, a la vez que aumenta su listado de propuestas por
hacer con las iniciativas que reciben de primera mano.
Dicho todo esto, he pretendido singularizar en Talaván y este
año en la Fiesta de la Tenca, todos aquellos paréntesis en los que se
intercalaba trabajo y ocio. En los que se unen esfuerzos y diversión. En los
que se hace balance de todo lo que podemos acometer cuando, por encima de
nuestras diferencias, decidimos buscar la mejor salida para los que nos rodean.
Ha sido tiempo de muchas fiestas en la
geografía regional. Todas tendrán su culmen en el Día de Extremadura. Todas
tendrán su hueco para el recuerdo. Para luchar por aquellas cosas que pudieron
evitarse, para levantarnos cuando nos hemos caído, para reivindicar nuestra
idiosincrasia. En definitiva para pelear por avanzar.
Comenzamos curso político. En esta
ocasión con nuevos retos y plagado de experiencias por descubrir. Es el momento
de aprender. También de mostrar lo que se puede llevar a cabo mezclando
compromiso, cualificación y trabajo. Vamos, pues, a ello.
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