Es habitual ver en los medios de comunicación, en las conversaciones
familiares o en las tertulias callejeras,cómo la gente comenta el
desapego de las personas hacia la actividad física motivado,
fundamentalmente, por nuestra dependencia de lo que en su momento se
dio en llamar “Nuevas Tecnologías”.
Quisiera referirme hoy a que el deporte, en su más amplio sentido,
va mucho más allá de sentir un efímero placer personal, una
satisfacción en la memoria sobre los logros individuales y/o
colectivos conseguidos o incluso una valoración de que merece la
pena el esfuerzo si el resultado es consecuente con el objetivo
pretendido.
El deporte, por un lado tiene una relación directa con la educación.
Ha quedado demostrado que la práctica de ejercicio físico regular
contribuye, sin la más mínima de las dudas, a mejorar el
rendimiento académico. Pero es que además fomenta las relaciones
personales evitando el aislamiento en edades tan delicadas como la
adolescencia,donde se van a tomar decisiones que van a marcarnos el
resto de nuestra vida. Gracias al deporte, nuestros jóvenes viajan,
conocen otros entornos, otros grupos y sobre todo mantienen unas
amistades que en la mayoría de los casos se van a consolidar durante
muchos años. Y sirve igual dentro del curriculum ordinario como en
las actividades extraescolares, cuyo impulso hace posible juntar a
chicos y chicas fuera del aula donde permanecen juntos solamente unos
cuantos.
A veces entramos en el debate sobre qué priorizar: la base o la
élite. No nos damos cuenta de que ambas están unidas. Una política
de apoyo al deporte de iniciación, al mantenimiento y luego
especialización con el tiempo, consigue lograr una amplia cantera de
la que se van a nutrir los equipos profesionales o las selecciones
autonómicas y nacionales. Basta ver, el elevado número de atletas
de gran nivel en edades tempranas en los países más adelantados de
cada especialidad o la multitud de niños que se inscriben en las
escuelas deportivas de los principales clubes de sus ciudades.
De esta forma llegamos a la
necesidad de facilitar su desarrollo como se hace eficazmente en
Estados Unidos y se está empezando a realizar aquí con los llamados
Centros o Programas de Tecnificación. Se trata de ayudar a los
estudiantes que poco a poco van encaminando sus pasos hacia el
deporte de élite pero que no quieren descuidar su formación
académica. Evidentemente necesitan una adaptación, no siempre bien
comprendida por sus profesores, dados sus horarios de entrenamientos,
competiciones, desplazamientos.... En este sentido tenemos que ir en
Extremadura avanzando por ese camino.
Finalmente, otro eje a tener en
cuenta es su relación con la sanidad. Deberíamos percatarnos de la
importancia fundamental del deporte en la vida diaria como una
inversión. Incluso desde el punto de vista económico la práctica
deportiva va a permitir a las Administraciones públicas un ahorro
impresionante en el gasto de salud en un futuro próximo. Pero eso
merece un artículo aparte.
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