domingo, 12 de mayo de 2024

CRISPAR

En situaciones como las que estamos viviendo, especialmente durante las últimas semanas, donde se pone el foco en el insulto, la falta de educación, el ataque e incluso la grosería entre adversarios políticos, me gustaría hacer un paréntesis para abundar en otros elementos que fomentan la crispación. Sobre todo si tenemos en cuenta el componente teatral, en algunas ocasiones, de la escenografía que se observa en los parlamentos. Por esa razón, quizás quepa atribuir a nuestros principales responsables públicos, el hecho de servir de referencia para otros a los que podemos considerar “ segundos niveles” y fundamentalmente a la gente de la calle, el incremento de manifestaciones o incluso sobreactuaciones que expresan un malestar muy lejano de lo que se podría considerar un sano debate de opiniones diversas. Son algunos fanáticos o hooligans los que impulsan este deterioro de la convivencia con declaraciones de odio, reitero, impulsadas probablemente por declaraciones públicas o escritas que han podido seguir. Así, nos encontramos desde amenazas directas hasta comentarios muy duros que escuchas en tiendas, establecimientos, lugares de ocio o esparcimiento… En ese instante, te planteas si conviene mantener la calma ( a veces piensas si el silencio es cobardía, otras crees que la prudencia evita el enfrentamiento directo). Pero la realidad es que resulta complicado no decir nada ante el evidente insulto, los malos deseos e incluso actitudes extremadamente vengativas o agresivas desde el punto de vista dialéctico hacia líderes o partidos políticos con los que no comparten ideología. Esa línea invisible, como diría el escritor César Pérez Gellida, la sobrepasan con frecuencia personas que aparentemente no parecen tener ninguna disfuncionalidad social, ni entrar dentro de esos colectivos estigmatizados como marginales. Supuestamente son individuos “ normales” que se transforman de manera muy significativa cuando se abordan temas de actualidad política. De ahí, la muy necesaria ( y perdón una vez más por mi insistencia) educación en valores democráticos. La crispación, lejos de ser sólo un sinónimo de alejamiento de la democracia, es en mi opinión, un síntoma de deterioro de la misma. Tenemos establecidos unos mecanismos que nos permiten vehicular las diferentes opciones o planteamientos en los que dirimir las disputas. No lo enturbiemos con prácticas que nos asemejan más con otros sistemas o regímenes en los que el tinte autoritario se sobrepone al respeto y a la variedad. Frente a la crispación tolerancia y escucha. Ello no significa la eliminación o la reafirmación de nuestras propias convicciones.

domingo, 5 de mayo de 2024

REGENERACIÓN DEMOCRÁTICA

Recuerdo haber debatido en multitud de ocasiones con responsables públicos sobre la prioridad de reconocer la importancia de la Memoria Democrática. Cuando hablamos de estos temas, se suelen tener en cuenta meramente desde el aspecto sensible por entender que, de manera exclusiva, aborda cuestiones relacionadas con la reparación a las víctimas de la Dictadura franquista ( que también). Sin embargo, no quieren percatarse que si colocan en el primer lugar de sus preocupaciones a la economía, la sanidad, la educación, lo cual parece despertar mayor interés por parte de sus interlocutores, no asumen que sin Democracia, y por tanto, sin luchar por que perviva su Memoria, sin reivindicar lo que ha supuesto la conquista de derechos y libertades, no habría objeto sobre el que discutir o intercambiar ideas. Hago esta introducción para recalcar, dados los acontecimientos recientemente vividos, la trascendencia que tiene proteger y cuidar la Democracia. El hecho incuestionable de que no podemos, como pasa algunas veces, minusvalorar a aquellos políticos que se caracterizan por ser buenas personas, mientras que ensalzamos a los que se les define por la cantidad de insultos que profieren y por perturbar la convivencia. No estaría de más recuperar en muchos ámbitos lo que se planteaba en aquella asignatura denominada “Educación para la ciudadanía”, sujeta a su vez de ataques por parte de sectores de las derechas acusándola de adoctrinamiento. Al que me gustaría apuntarme: adoctrinamiento en valores democráticos. Ejemplos como el cuestionamiento de la vida personal a través de la difamación o de los anónimos y que se oculta bajo la aparente libertad de expresión no puede confundirnos. El debate saludable donde pueda y deba haber gente que no piense como tú y en el que se contrasten opiniones se debería retomar ( convencer al contrario, al menos desde nuestra actual cultura política, me parece más complicado). La reflexión a la que se apela, no debe ser un simple circunloquio, va a llevar, necesariamente, a medidas concretas de cambio de paradigma. A ver cuanto tiempo duran estas buenas intenciones. De momento las reacciones de la oposición al Gobierno no son nada alentadoras. No es, por consiguiente, un timo. Eso se lo dejamos a los que clamaban ¡Muera la inteligencia!