Han pasado varios meses de trabajo, donde
técnicos, funcionarios, políticos, colectivos sociales y ciudadanía en general
han ido aportando sugerencias sobre lo que podrían ser ideas enriquecedoras
para el proyecto de la Ley más importante de cada anualidad en la Asamblea: la
de los Presupuestos.
En esta fase final, asistimos el pasado
martes a un Pleno extraordinario donde se debatieron tres enmiendas a la
totalidad de los grupos parlamentarios en la oposición.
Cada uno de ellos ha tenido tiempo
suficiente tanto para la defensa de sus propuestas, como para la réplica ante la toma de posición
del resto.
Durante varias horas hemos presenciado
como desde la tribuna se desgranaban mensajes que iban quedando meridianamente
claras las posiciones, las ideas, el modelo de región que se planteaban.
Incluso se ha tenido la ocasión para
compartir, rebatir e incluso tratar de convencer al resto.
Y al final, todos hemos tenido la
oportunidad de elegir. Y al final, en democracia, todo se traduce en votar. En
seleccionar quiénes quieres que sean tus compañeros de viaje. En escoger cuáles
son las líneas de actuación
coincidentes.
Y es lo que hemos hecho. Desde el PSOE
teníamos una alternativa social a unas cuentas de la Comunidad que en los últimos
años habían ocasionado innumerables grietas. Ahora se quería restituir
derechos: abrir los PACs, aumentar el número de maestros y profesores, dotar de
mejores medios a la sanidad y a la dependencia…
Otros no lo entendían así. Incluso han
aceptado correr el riesgo de coincidir, de coger la mano de aquellos ante los
que se les llena la boca acusatoria de ser los responsables de los desmanes y
sufrimientos de miles extremeños.
Ahora es el momento de la
responsabilidad. Nosotros seguiremos trabajando como hemos hecho en estos más
de 100 días por corregir desigualdades. Sin embargo se aprecian muchas
similitudes con el verano de 2011. Lo que han hecho no tiene, de momento,
enmienda. Parece que ha vuelto el barón, ahora morado.
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