Con
cierta frecuencia los políticos, cuando queremos generalizar el objetivo de
nuestros mensajes, insistimos en que nuestra máxima preocupación son los
problemas de la gente. Tratando de conceptualizar, muchas veces sería apropiado
pedir concreción, ¿ a quién nos referimos?, ¿ quién es la gente?, ¿ es un lugar común?, ¿ se trata de frases hechas?...
Por
eso me agradó el discurso del Secretario General del PSOE de Extremadura,
Guillermo Fernández Vara, en el último Comité Regional cuando, partiendo de la
base de esta presunta simplificación que he enunciado al comienzo del artículo
( hablar de la gente para solucionar sus problemas, preocuparnos por la
gente…), incidió en un ejemplo particular: el de aquellos que cuando encendían
el televisor y le escuchaban se sentían identificados: ¡ esos son la gente de
la que estamos hablando!
A
ellos fue dirigida la pasada campaña electoral. Esa que ahora desde el
principal partido que va a estar en la oposición arguyen haber perdido por el
cúmulo de lo que denominan la tormenta perfecta: la crisis económica, el
desgaste del Gobierno, la pérdida de credibilidad de su marca ( esa que
escondían), el ascenso de los partidos emergentes, la lucha por ocupar la
centralidad del espectro…
Sin
embargo los socialistas no necesitamos reinventar nada: seguimos trabajando de
la mejor manera que sabemos hacerlo: obsesionarnos por buscar soluciones a los
problemas, hablando, esta vez sí, en “extremeño”, mezclarnos con el sufrimiento
y contagiarnos con sus alegrías, celebrar actos públicos masivos, movilizar al
electorado, hablar, hablar y hablar…
Fueron
momentos en los que desde la derecha se había tratado de plagiar o parafrasear
desde un planteamiento más progresista a Daniel Bell o desde principios muy
conservadores a Fukuyama proclamando el fin de las ideologías. Pero éstas
estaban bien vivas: la izquierda, como hemos podido comprobar ampliamente en
España, gozaba de una excelente salud. Ahora precisamente, cuando nos vamos a
encontrar con una tremenda, pero ilusionante, tarea por realizar, la corrección
de los desequilibrios se va a basar, precisamente, en ordenar los problemas: en
eso consiste la ideología.
No hay comentarios:
Publicar un comentario