Tras cientos de artículos y miles de noticias leídas y escuchadas
estos días, una y otra vez me consultan, ya sea como historiador, ya
sea como militante del PSOE, sobre por un lado mi posición acerca
del proceso a seguir tras la abdicación de Juan Carlos I, así como
el panegírico que sin ningún tipo de pudor se viene realizando
sobre su figura.
En este artículo quiero centrarme acerca de la postura que, entiendo
yo, debe tener el PSOE al respecto (acerca del concepto de República
ya hemos reflexionado en multitud de ocasiones).
Me parece un error escuchar decir que un sector de la militancia del
PSOE es republicano. En realidad el matiz fundamental es que el PSOE
es un Partido republicano y son algunos de sus miembros, incluidos
muchos de sus dirigentes, quienes se manifiestan a favor de una
Monarquía. Ya sea por posibilismo, ya sea por accidentalismo
(haciendo hincapié en el ineludible concepto democrático de la
actual Monarquía parlamentaria) o recalcando el consenso y el pacto
que se alcanzó en los estertores del franquismo.
Pero lo que no cabe duda es que, estamos en el Siglo XXI y para las
generaciones de jóvenes que casi no recuerdan la posible repercusión
del 23- F no existe una mediatización o un anclaje que les permita
estar en deuda con el Monarca y mucho menos con su heredero.
Evidentemente lo que prima es la Constitución, donde se establece un
modelo de Estado, pero cabe pensar que no es ningún despropósito
plantearse, sin ruidos ni alaracas, con paciencia y sensatez, una
consulta a la ciudadanía sobre cuál es el marco en el que queremos
convivir. Y no es un capricho. Parece que va quedando claro el
clamor, al menos a ser tenidos en cuenta.
No se trata de izquierdas, ni de derechas. Ya lo hemos analizado
hasta la saciedad. La República alemana mantiene desde hace años un
gobierno conservador liderado por la Sra. Merkel, en la República
francesa tenemos al socialista Hollande, en USA ahora está Obama
pero antes estuvo Bush, en Italia....
Por consiguiente y pese a quien le pese no es una marcha atrás. Da
la casualidad que precisamente son republicanos buena parte de los
países más avanzados del mundo. Es verdad que a mi juicio lo que
debe primar es el adjetivo democrático, insisto. Preferiría una
monarquía como la nuestra antes que una república autoritaria. Del
mismo modo supongo que nadie tendrá dudas que optaría antes por una
República como la de Austria, por ejemplo, antes que por cualquier
monarquía del Golfo Pérsico como referencia para España.
En definitiva, soy socialista. Soy, pues, republicano.
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